ADVERTENCIA
Si alguna vez sufres —y lo harás—
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.
Así que cuando sufras —y lo harás—
por alguien que te amó, procura siempre acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato. Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.
***** Los vanos mundos Felipe Benítez Reyes CMaillot Amarillo. Granada, 1985).
La malcasada Me dices que Juan Luis no te comprende, que sólo piensa en sus computadoras y que no te hace caso por las noches. Me dices que tus hijos no te sirven, que sólo dan problemas, que se aburren de todo y que estás harta de aguantarlos. Me dices que tus padres están viejos, que se han vuelto tacaños y egoístas y ya no eres su reina como antes. Me dices que has cumplido treinta y cinco y que no es fácil empezar de nuevo, que los únicos hombres con que tratas son colegas de Juan en IBM y no te gustan los ejecutivos. Y yo, ¿que pinto en esta historia? ¿Que quieres que haga yo? ¿Que mate a alguien? ¿Que dé un golpe de estado libertario? Te quise como a un loco. No lo niego. Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo era una reluciente madrugada que no quisiste compartir conmigo. La nostalgia es un absurdo pasatiempo. Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio, píntate más, alisa tus arrugas y ponte ropa sexy, no seas tonta, que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte, y tus hijos se van a un campamento, y tus padres se mueren. Luis Alberto de Cuenca