(...) Caras negras salpicadas con rocío continuo– rocío en el croton moteado, rocío en la hoja dura del ciruelo anudado, rocío en las orejas elefantinas del taro. A través de los dientes de Kurtz, craneo blanco en hierba de elefante la ficción imperial canta. El domingo se arruga río abajo desde el Corazón de las Tinieblas. El corazón de las tinieblas no es África. El corazón de las tinieblas es la esencia del fuego en el centro blanco del holocausto. El corazón de las tinieblas es la garra de caucho seleccionando un escalpelo bajo la luz antiséptica, las colinas de zapatos infantiles en el exterior de las chimeneas, los instrumentos de níquel titilando en el altar blanco; Jacob, en su última tarjeta, me envió estos versos: "Piensa en un dios que no pierde Su sueño si los árboles estallan en lágrimas o lloran los glaciares. Así, imitando Su indiferencia, escribo ahora, no Anno Domini: A posteriori Dachau". (...) Derek Walcott (Premio Nobel de Literatura 1992) fragmento de El viajero afortunado Huerga y Fierro Editores Traducción de Vicente Araguas
Están presente y pasado presentes tal vez en el futuro, y el futuro en el pasado contenido. Si está eternamente presente el tiempo todo, todo el tiempo es irredimible. Lo que pudo haber sido es abstracción que existe, posibilidad perpetua, sólo en un mundo en teoría. Lo que pudo haber sido y lo que ha sido miran a un solo fin, siempre presente. Resuenan pisadas en la memoria por el pasillo que no recorrimos hacia la puerta de la rosaleda, que no abrimos nunca. Así resuenan en tu mente mis palabras. (...) En el punto inmóvil del mundo en rotación. Ni carnal ni descarnado; ni desde ni hacia; allí, en el punto inmóvil, está la danza, ni movimiento ni detención. Y no se diga que es fijo el lugar que reune al pasado y al futuro. Ni procedencia ni dirección, ni elevación ni descenso. Sin el punto, el punto inmóvil, no habría danza y la danza es lo único que existe. Puedo sólo decir que ahí estuvimos, pero no sé dónde está el lugar. No puedo decir la duración, pues sería situarlo en el tiempo. (...) El pasado y el futuro permiten tan sólo un poco de conciencia. Ser consciente es no estar en el tiempo pero sólo en el tiempo el momento de la rosaleda, el momento en la glorieta bajo la lluvia, el momento en la ventosa iglesia al caer el humo, pueden recordarse; envueltos en pasado y porvenir. Sólo en el tiempo se conquista el tiempo. (...) Se mueven las palabras, la música se mueve sólo en el tiempo; mas lo que sólo vive no puede sino morir. Tras el discurso las palabras aspiran al silencio. Sólo en la forma, en el trazo, alcanzan las palabras, la música, la paz, como se mueve perpetuamente el jarrón chino en su quietud. Pero no es la quietud del violín mientras dura la nota, no eso sólo, sino la coexistencia; o digamos que precede al comienzo el fin y que ahí estaban el principio y el fin desde antes del principio y después del final. Y es todo siempre ahora. (...) De pronto en un rayo de sol, mientras se agita el polvo todavía, surge la risa oculta de los niños en el follaje:aprisa, aquí, ahora, siempre... Ridículo el tiempo perdido, triste, que se extiende antes y después. Fragmentos del primer cuarteto de Four Quarters titulado: Burnt Norton. T. S. Eliot. Editorial: Cátedra. Magnífica traducción de Esteban Pujals.