Es en Madrid, en la calle Fuencarral, después de presentar mi primer libro en el Bukowski. La maniquí en el escaparate está sentada en un cubo de plástico blanco apoyando sus codos en sus rodillas. Por la postura, su vestido, el escote de su vestido, forma una curva muy pronuciada. Y yo, sin poder evitarlo, por instinto, me acerco poco a poco, buscando, esperando el momento en que por ese hueco aprecie uno de sus pechos, de madera.
Muchas gracias, Jorge, de verdad.
ResponderEliminarMuchas muchas gracias.
Un saludo.