Acaricia el horizonte de la noche, busca el corazón de azabache que el alba cubre con su carne. Pondrá en tus ojos pensamientos inocentes, llamas, alas y verdores que el sol inventó. No te falta la noche, sino su poder.
***
NADIE
Él coloca un pájaro en la mesa y cierra las puertas. Se peina, sus cabellos en sus manos son más suaves que un pájaro.
Ella predice el porvenir. Y yo estoy encargado de verificarlo.
El corazón dolorido, el alma apenada, las manos rotas, los cabellos blancos, los prisioneros, toda el agua está sobre mí como una herida al aire.
PAUL ELUARD. CAPITAL DEL DOLOR. VISOR DE POESÍA. TRADUCCIÓN DE EDUARDO DE BUSTOS.
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