...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

miércoles, 18 de abril de 2012

ANTONIO RIGO - MASTICANDO ADELFA




Me miro el pie.
Mi pie solo.
La casa es un enorme vacío
donde aparece mi pie.
La noche y mi pie.
No hay luna ni
alcanzo a encender
la radio. Mi pie blanco.
Mi pie hace más ruido
que todo el edificio junto.
Y llora. Y ríe. Y grita.
A mí lo que me gustaba era tu pie.
Mi pie llorón y veraniego y
tan, tan solo.

*** 

Infinito

Estoy en el coche y
parado en un semáforo
escucho por la radio
cómo algunos científicos
aseguran que el infinito
es cinco veces mayor.
5 veces mayor.
Se lo digo al vendedor de pañuelos.
Se lo digo al de los periódicos.
Se lo digo al que intenta
limpiarme el parabrisas.
Parece no importarles.
El infinito del paro y todo eso.
5 veces mayor.
¿Y ahora?
¿Qué coño hago ahora yo
con mi infinito?

*** 
Entonces voy y
muevo la montaña
pero tú sigues diciendo
¿cómo vamos a llegar
a final de mes?

*** 

Madrugada del sábado.
Mi hermano entra en el comedor
con las venas abiertas.
Mi padre y mi madre duermen.
Hay sangre por todas partes,
en el pasillo en el baño en las mesas.
Hay sangre por todas partes,
en su cara en mis manos en las camisetas.
Cojo dos toallas y
se las abrazo ato aprieto a cada brazo.
Ayúdame, dice. Mi hermano pequeño.
Es un toro herido
es un corazón partido
es un alma ensangrentada.
También me he metido 37 pastillas
murmura, por dios por lo que más quieras
no te duermas, ahora no te duermas.
Y despierto a mis padres y con madre
nos vamos hacia urgencias, no te duermas
por lo que más quieras no te duermas.
Le curan y cosen las heridas.
Le hacen un lavado de estómago.
En la habitación mi hermano duerme azul
el sueño del suero y los tranquilizantes.
Mi madre está sentada junto a él,
una mano en su frente otra sobre una venda.
Es una virgen pálida que llora al hijo
tumbado en una cruz inmensamente blanca.
Yo estoy en pie
junto a la gris ventana y
los turbios cristales.
Intuyo la luna roja
la noche oscura y
el asesinato del amor.
El río envenenado de mi hermano.
El bosque incendiado de mi hermano.
El toro joven herido de mi hermano.
Me lamo la sangre seca de mis manos
dibujo un suspiro en el aire y
pienso brutalmente en ti.

 ***

Ahora recuerdo tus piernas.
Sí. Recuerdo tus piernas.
Siempre me miraban tus piernas
y llenaban todas aquellas habitaciones
de blancura larguísima, dolor e iniciación.
Me dolían tus piernas
como duele a veces
el costado, el sexo o la cabeza.
Sí, ahora recuerdo tus piernas
y tengo nostalgia
de aquel mareo salvaje
que humedecía
las arenas inocentes
de la adolescencia.
Palpando la desnudez del desencanto
recuerdo ahora tu desnudez,
aquel brillo, aquella luz tan sola.
Sí, ahora recuerdo tus piernas.
Hay tantos días
en los que no quisiera nada más.

***

Ya nada es igual.
Las niñas crecen lejos
la noche se mezcla con los días
y tú te acuestas con otro hombre.


Masticando Adelfa, Antonio Rigo
(Ediciones La Baragaña)

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