...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

domingo, 29 de abril de 2012

RILKE


De Habitar


Esto es ansia: habitar en lo oscilante
y carecer de patria en este tiempo.
Y esto son los deseos: quedos diálogos
de horas del día con la eternidad (...)




(...) Cuánto quiero a las pobres palabras, que tan míseras
están en lo diario, a ellas, las invisibles 
palabras. De mis fiestas les regalo los colores:
sonríen, y  se ponen alegres lentamente.


Su esencia, que obligaron con miedo a entrar en
ellas,
se renueva, visible, y todos pueden verlo:
no han andado jamás todavía en el cántico
y entran estremecidas dentro de mi canción.


Siempre voy por idéntico sendero, 
junto a jardines, donde para Alguno
las rosas se complacen, preparándose,
pero noto que aún falta mucho, mucho;
toda esta recepción no es para mí,
y debo, sin dar gracias ni quejarme,
pasar de largo ante ellas.


Soy solo aquel que el séquito comienza,
y a quien los dones no se dirigían:
hasta que lleguen los aún más dichosos,
leves formas calladas...
todas las rosas se desplegarán 
como rojas banderas en el viento.


Este es el día en que yo reino, triste, 
esta es la noche que me echó de hinojos;
y rezo, que algún día mi corona 
pueda alzar de mi frente.
De su sorda opresión he de ser siervo,
¿no puedo, en recompensa, ni una vez 
contemplar, cara a cara sus azules
turquesas, sus brillantes y rubíes?


¿Quizá murió hace mucho el resplandor
de las piedras: quizá me lo robó
mi huésped, el pesar: quizá no había
piedras en la corona que me dieron?


Almas blancas con vibración de plata,
almas niñas, que aún nunca cantaron,
que, sin rumor, en círculos crecientes
hacia la vida van, que les da miedo,


¿no os desengañaréis de vuestro sueño
cuando allá fuera, voces os despierten,
y no podáis, de mil ruidos del día
librar la risa de vuestras canciones?


Entre el día y el sueño estoy en casa,
donde duermen los niños, tibios de correrías
y los viejos se sientan por la tarde,
y arden hogares y su espacio alumbran.


Entre el día y el sueño estoy en casa,
donde suenan campanas de oración
y muchachas, cohibidas por ecos que se extinguen,
se apoyan fatigadas en el brocal del pozo.


Y hay un tilo, que es mi árbol predilecto
y todos los veranos que en él callan
se vuelven a mover en las mil ramas
y entre el día y el sueño vuelven a despertar.


No debes comprender la  vida;
como una fiesta se hará entonces.
Haz que pase cada día
igual que un niño, al caminar,
deja que cada ráfaga le regale mil flores. (...)




Rainer María Rilke 
Del poema Habitar

1 comentario:

  1. Hace tres días que aterricé en tu blog. Gracias por la luz de tantos versos. Seré asidua visitante y "disfrutadora" de los poemas que nos regalas.
    Desde Galicia, un enorme abrazo.

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