...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

BEN CLARK-LA POLICÍA CELESTE


MI HIJO, EL POETA

Si el padre llega tarde no es porque tenga miedo
ni porque arranque al fin la primavera
y con ella los coches deshuesados
que ponen rumbo al mar.

Si el padre llega tarde
a la tercera planta, sala 6,
cardiología,
será por un despiste o porque quiere,
porque, con todo, es dueño –todavía–
de estas pequeñas cosas que no importan.

Y dicen nuestro nombre y me sonríe,
victorioso y anciano y en sus ojos
danza un pirata dueño de un secreto.

La doctora es más joven que el poeta
y el pirata me apunta con la pata
de palo y el secreto se posa en su hombro izquierdo:

–Este es mi hijo –barbulla, y ya no quedan
mesas libres en ninguna terraza y menudo día
para ser otra cosa; millonario
con camisa pistacho; surfer; mendigo al sol
con los ojos cerrados, sonriendo.

Un día para estar en otro sitio.
Un día sin tener que hablar de nada.

–Este es mi hijo, el poeta.
Y el secreto aletea en la consulta
repitiendo la frase, poseído
por la furia del folio que ojea la doctora
y por el blanco sordo de su bata.
–Mi hijo –repite el padre,
y el secreto regresa a su hombro izquierdo
y nadie dice nada en la tercera
planta, en la sala 6. Cardiología.

*****

EL HUMORISTA

Conocí a un humorista muy famoso
y hablamos de camino a su espectáculo.
En muy pocos minutos descubrimos
que su padre y el mío se parecían mucho:

tuvieron dos mujeres, dos familias,
dos vidas muy distintas y aisladas
por años y por mares y silencio.

–¿Eres de la primera? –preguntó
delante del teatro.
–De la segunda –dije.
–Ah, tú eres del equipo ganador.

Y desapareció tras una puerta
y al rato pude oír al público riendo.

*****

LA HABITACIÓN

Si observas bien el centro de esta página
verás la casa donde mis hermanos
y yo nacimos. Tiene
un pino centenario en el jardín
y detrás un taller de ceramista.
Dos humildes milagros que he buscado
sin éxito en los pisos con terraza
y en la infancia distópica que sueño
después de cada orgasmo.
Acércate a la casa, nuestras perras
no muerden y las puertas no tienen cerradura.
Puede que oigas la voz de nuestra madre.
Escúchala y sabrás todas las cosas 
que no dice este libro.
Muy cerca de la voz está el estanque
de los peces y el cuarto más pequeño.
No creo que me encuentres leyendo poesía.
Estaré con mis fósiles
o dibujando bestias luminosas
del fondo del océano.
Pasa, no puedo verte. Soy un niño
en medio de un poema, nada más.
Seguiré dibujando, aunque te acerques.
Esta es la habitación de quien escribe,
puedes mirarlo todo.
Fíjate bien en todos los detalles.

*****
Ben Clark
La policía celeste
Colección Visor de Poesía