...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 27 de febrero de 2016

JOSEPH BRODSKY - NO VENDRÁ EL DILUVIO TRAS NOSOTROS



II

Abandonado por su chico, un barbero
se mira en el espejo en silencio, al parecer
sufriendo por aquél, y del todo olvidada
la testa del cliente cubierta de jabón.
"Seguro que el muchacho ya no vuelve."

Y entretanto el cliente dormita en calma
y contempla unos sueños de puro estilo griego:
con dioses, cicatrizas y combates en gimnasios
donde el olor intenso del sudor
excita la nariz.
                         Del techo desprendida,
se posa una gran mosca, tras dar un rodeo,
como de Jenofonte los peltastas
en nieves de Armenia, se arrastra lentamente
por simas, por salientes y gargantas
hacia la cumbre y, evitando el cráter de la boca,
trata de encaramarse sobre la punta de la nariz.

El griego abre ahora su pavoroso y negro ojo,
aullando de horror, la mosca alza el vuelo.

*****

VII

Un fresco mediodía.
Perdida en algún sitio entre las nubes
la aguja de hierro de la torre urbana
resulta ser al mismo tiempo
un pararrayos, un faro y el lugar
donde se iza la bandera del gobierno.
En su interior se halla la prisión.

Contaban que de costumbre antaño
-en las saturarías, con los faraones,
los musulmanes y en época cristiana-
se encerraba o era ajusticiado
hacia un seis por ciento de la población.
Por eso, hará aún cien años,
dispuso el abuelo del césar actual
reformar las leyes. Tras derogar
la inmoral costumbre del castigo a muerte,
redujo a un dos aquel seis por ciento,
obligado éste a guardar prisión, es evidente,
el resto de su vida. No importa
que hayas cometido un crimen o seas inocente;
la ley, a fin de cuentas, es como un tributo.
Fue entonces que la Torre aquí se edificó.

El brillo cegador del acero cromado.
En el rellano cuadragésimo tercero un pastor,
a través de una lumbrera asomando la cara,
mana abajo una sonrisa
al perro que ha venido a visitarle.

*****

VIII

La fuente que figura un delfín en mar abierto
completamente seca.
Del todo comprensible: un pez de piedra
es capaz de prescindir aun del agua,
como ésta de un pez hecho de piedra.

Tal es el veredicto del tribunal de apelación 
por ser secas destacan sus sentencias.

Bajo la columnata blanca del palacio,
en los peldaños de mármol un grupo de jefes
de tez oscura en túnicas arrugadas de colores
espera la presencia de su rey
como espera un búcaro de vidrio con agua
un ramo tirado sobre el mantel.

Llega el rey. Los jefes se levantan y agitan las lanzas. Sonrisas,
abrazos, besos. Está el rey algo turbado;
pero he aquí un privilegio de la piel oscura:
sobre ella no se ven tan claras las heridas.

El griego vagabundo llama a un chiquillo.
"De que están charlando?" "Quién, estos de ahí?"
"Sí." "Le dan las gracias." "¿Por qué motivo?"
El chico levanta la mirada clara:
"por las nuevas leyes contra los mendigos".



No vendrá el diluvio tras nosotros
Joseph Brodsky
Galaxia Gutemberg




miércoles, 24 de febrero de 2016

BOGDAN IGOR ANTONECH - LA INDESTRUCTIBILIDAD DE LA MATERIA



BALADA SOBRE LA INDESTRUCTIBILIDAD DE LA MATERIA

Perdido en la selva, arropado por el viento,
cubierto por el cielo y enmarañado de canciones,
tendido, como el astuto zorro, debajo de los helechos,
me refresco, me apaciguo y me consolido en piedra blanca.

La corriente de la vegetación provocará una inundación verde,
una incesante conmoción de horas, asteroides y hojarasca.
Me anegará el diluvio, me cuarteará el blanco sol,
convirtiendo mi cuerpo en carbón, las canciones en cenizas.

Se derramarán, al igual que la lava, miles de siglos,
en nuestras antiguas moradas, crecerán palmeras anónimas
la turba de nuestros cuerpos cubierta con flores negras,
y a mi corazón llamarán los picos en la mina.


Kniha leva (El libro del león)
Bogdan Igor Antonech
Traducción de Iury Lech (1909-1937)
Poesía ucraniana del siglo XX (Litoral)



martes, 16 de febrero de 2016

CHARLES SIMIC - POEMAS



Se acerca el tiempo de los poetas menores. Adiós Whitman, Dickinson, Frost. Bienvenido tú cuya fama nunca llegará más allá de tu círculo familiar, o quizás a uno o dos buenos amigos reunidos después de cenar alrededor de una jarra de vino tinto... mientras los niños se adormilan y se quejan del ruido que haces al escudriñar por los armarios buscando tus viejos poemas, temeroso de que tu esposa los hubiera tirado en la limpieza de la última primavera.
Está nevando, dice alguien que ha atisbado en la noche oscura, y entonces, él, también, se vuelve hacia ti cuando te dispones a leer, de un modo algo teatral y enrojeciéndote, el largo y divagante poema de amor cuya última estrofa (desconocida para ti) se ha perdido irremediablemente.

*****

SALMO


Te has tomado mucho tiempo para decidirte,
Oh señor, acerca de estos hombres locos
que gobiernan el mundo. Su mano es larga
y sus garras deben de haberte espantado.

Con su sombra uno de ellos me encontró.
El día se hizo glacial. Yo oscilaba
entre el terror y el valor
en el rincón más oscuro del dormitorio de mi hijo.

Te busqué con mis ojos, a Ti en quien no creo.
Has estado ocupado haciendo las flores bonitas,
que los corderos sigan a sus madres,
¿o quizás ni siquiera has hecho eso?

Era primavera. Los asesinos se divertían mucho
y se regocijaban, y tus predicadores
estaban justo a su lado, para asegurarse
de que nuestros últimos adioses fueran dichos adecuadamente.

*****


VIDRIOS MILAGRO CÍA.


Pesado espejo llevado
por la calle, 
me inclino ante ti
y ante todo lo que aparece en ti,
por un momento
y nunca otra vez del mismo modo:

Esta calle con su cielo rosado,
hileras de pisos grises,
un perro solitario
niños sobre patines de ruedas,
mujeres que compran flores,
alguien que parece perdido.

En ti, espejo enmarcado en oro
y llevado por la calle
por alguien a quien ni siquiera puedo ver,
ante quien, también, me inclino.

*****


HOJAS


amantes que se complacen
en la compañía de los árboles,
que buscan entretenimiento después de muchos besos
uno en brazos del otro,
observando las hojas,

el modo como ellas se estremecen
a la más ligera brisa del aire,
el modo como ellas se conmueven,
y tiemblan casi individualmente,
una de ellas empieza a sacudirse
en tanto las otras no obstante están quietas,
inexplicablemente, irracionalmente–

¿Qué estoy diciendo?
¿Una hoja entre un millón más temerosa,
más feliz,
que todas las otras?
En este roble que proyecta
tan intensa sombra,
y mis párpados cerrándose somnolientos
con aquella única hoja que se agita
ahora oscura, ahora luminosa.

*****


El mundo no se acaba

Charles Simic
DVD poesía



domingo, 14 de febrero de 2016

LUIS GARCÍA MONTERO - HOMBRE SIN OPINIONES



HOMBRE SIN OPINIONES

Con palabras manchadas de café
y en tibias sobremesas familiares
intuí, por los ecos
de la vida en la paz de los manteles,
esa misma certeza que luego me enseñaron
los tilos y el paraguas
en las conversaciones del otoño.
Sobrevivir
tiene pasos de zorra,
la cordura amarilla del secreto.

Una extensa mañana de cristales helados
me procuró lecciones y maestros,
fórmulas matemáticas y palabras divinas
que no llegué a entender, porque al oírlas
reconocí de nuevo
que el arte de la edad es ser noviembre,
hilvanar los disfraces
con seda ambigua del amanecer
y costuras de luz al mediodía.

Al salir a la calle,
después de visitar algunos bosques
y ver que se convierten en frutas consumidas,
aprendí que no debo
nombrar la soga en casa del ahorcado,
discutir la traición con los traidores,
responder las preguntas del político.

Apoyado en la barra, lentamente
he apurado la copa
de los jardines amarillos
y paso entre los cuerpos de la fiesta
sin despegar los labios.
Ya no tengo opiniones. Cierro la puerta y voy
en dirección al mundo de mi casa. 

He aprendido a callarme cuando me quedo solo


La intimidad de la serpiente

Luis García Montero
Tusquets Editores




viernes, 12 de febrero de 2016

NARES MONTERO - PARA ENFRENTAR BATALLAS...




Tengo gato a tu suelo
de mimbre,
a tu botella litrona de todas
las lágrimas,
a tu atmósfera pisada con miles
de flechas,
a ese recodo que hacen
los caminos siniestros
por donde maúllas y pisas,
serena.
Con todas las llaves como respuesta,
con el miedo midiendo
mis pasos
y todo el engaño en vallas, y vas
publicitaria.
Te malquiero y
quiero que
me existas antes de existir a otros,
antes de ocupar esos cuerpos que no
te pertenecen,
que no son tuyos,
que son las voces
de un futuro sin ti,
sin tú,
sin el dolor anegando las ramas,
sin el temblor de otro niño que cae
de este árbol que es lumbre
de ese brasero donde te calientas.
Te detesto por ignífuga,
por mariposa

que vuela sobre toda la belleza.

*****

Para enfrentar batallas que me alejen

Nares Montero
Ruleta Rusa Ediciones

miércoles, 10 de febrero de 2016

MILAN RÚFUS - CAMPANAS



LOS CARRETEROS

Un lento susurro, el diálogo
de la rueda con la piedra, me conmueve.

En un silencio de iglesia tose el día
antes de empezar. Escucho.

El crujido abismal de las cosas que serán.
Restallido de semillas, de látigos.

Comienza la cacería.
Ya avanzan los ojeados, se apresuran. Ante ellos
salen volando los panes como codornices.
Ya marchan los carros. Amanece.

*****

ANCIANA COGIENDO LEÑA

Aún tira de ello, todavía aguanta 
el carrito de huesos a la doliente carretilla.

Como un sable herrumbroso la ha sacado el verano
por el trecho de vida que aún queda.

Señor, no nos deseches y úsanos sin miedo.
Úsanos hasta el último momento.

Con dureza, como a una colilla: así písanos el cuerpo
hasta que se apague, hasta que ya no sirva,

y no nos dejes morir lentamente.

*****

SEGADOR

Hasta el cuchillo tiene su maestro.
La piedra para la guadaña.

Así el jinete ensilla el fuego.
Coge el rayo en las manos como una lanza.

Toca, mientras tanto, con el cuerno de búfalo 
lo arcaico.

*****


Campanas
Milan Rúfus


domingo, 7 de febrero de 2016

GIL DE BIEDMA CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA



¿De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!


Jaime Gil de BiedmaPoemas póstumos, 1968




viernes, 5 de febrero de 2016

JOSÉ EMILIO PACHECO - LOS DEMASIADOS LIBROS



LOS DEMASIADOS LIBROS

A cambio de horas que no regresan
se acumulan los libros,
cajas de sueños, esperanzas, cóleras
que (es muy probable)
no leeremos nunca.

Por todas partes libros en desorden,
objetos de ansiedad, mudo reproche
de no haberlos abierto.

Miedo a morirse
sin hojearlos siquiera.

Con qué cinismo,
con cuánta desvergüenza o qué locura,
después de todo esto nos ponemos
a escribir otro libro.

José Emilio Pacheco




miércoles, 3 de febrero de 2016

JOHN BERGER - CONTIGO



Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Los cientos de huesos de nuestros pies, esparcidos como la graba. No deja de ser extraño que esta imagen de nuestra proximidad, que no representa sino mero fosfato del calcio, me confiera un sentimiento de paz. Pero así es. Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente.

John Berger