...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 30 de abril de 2011

MANUEL RIVAS -LA MANO VACÍA



LA MANO VACÍA (11-M)


Ahora entiendo
por qué hace miles de años
en el cosmos del invierno
tú fuiste hacia el fondo de la cueva
y pintaste la mano vacía
con el pigmento en llamas
de la onomatopeya más helada.


Así quedó
en el vientre de la custodia
el tatuaje de tus ojos amputados,
el beso de tus labios desollados.


En la mano vacía
se abrió un pasadizo
al campo de lo imborrable,
a la madre de los ojos.


Aquella mano
puso fin a la pintura de los bisontes,
a las escenas de caza,
a la magia,
a lo sagrado, a la decoración,
al gabinete de curiosidades.
Tu mano vacía era un forma extraña.
Lo contenía todo
y en ella lloraba, en cuclillas, la nada.

MANUEL RIVAS. LA DESAPARICIÓN DE LA NIEVE. ALFAGUARA

viernes, 29 de abril de 2011

DENISE DUHAMEL



POCOS DÍAS DESPUÉS 

mi cuñado se cayó del tejado,
un nido con cinco pajaritos también.
Mi hermana trató de reponerlo,
pero la madre no iba a regresar,
y unas horas más tarde el nido volvió a caerse.
Mi cuñado estaba en el sofá,
durmiendo a base de Percocet, cuando mi hermana
se arrodilló en el suelo con un cuentagotas
con leche de soja. Tres de las crías ya estaban muertas.
Llamó al primer veterinario de la lista telefónica.
Mi cuñado se despertó y pidió
zumo, pero mi hermana le hizo bajar la voz
pues estaba hablando por teléfono
con un veterinario que le comentaba que podría probar
a alimentar a los pájaros con comida para gatos mojada en un bastoncillo.
Le llevó un zumo de naranja a su marido
y salió pitando hacia el supermercado, olvidándose de preguntarle
a mi cuñado si necesitaba alguna otra cosa.
Mi hermana estuvo fuera durante una hora, pero los pajarillos
no quisieron abrir sus pequeños picos. No podía dejar de
llorar, mirando el tejado, consciente por primera vez
de la altura desde la que había caído su marido. Luego miró al cielo
preguntándose qué sería lo próximo en caer.


Denise Duhamel. AFORTUNADA DE MÍ. Prólogo de Thomas Fink. Traducción de Dagmar Buchholz y David González. Bartleby Editores, Madrid, 2008.

jueves, 28 de abril de 2011

XUAN BELLO -MEMORIA-



MEMORIA

Tan solo recuerdas
el aire verde entre las hojas de los avellanos,
la mano pellizcando la alegría
de ser niño siempre,
una tarde y otra,
pues el tiempo no existía y la muerte

-la muerte era una columna eléctrica
donde se posaban solemnes los pájaros.


                         ***


PANICEIROS


Conozco un país donde el mundo se llama
Zarréu Grandiella Picu la Mouta Paniceiros


Un mundo que perdió sus caminos
Jerusalén levantada en la palma de la mano de un niño


Un mundo que era alto luminoso esbelto
Naciente y fuente y vocación de río


Donde los hombres callan y el silencio es renuncia
Donde olvidamos el ser Donde claudicamos


Un país donde la casa cae Cae el hórreo el puente
el molino la iglesia el hombre también cae


Donde la mirada era pura sencilla
la huella que había dejado la nube en el cielo


Donde tan solo nos queda la memoria
corrompida de la infancia Nuestra soledad


Este abandono nuestro


XUAN BELLO. HISTORIA UNIVERSAL DE PANICEIROS
RANDOM HOUSE MONDADORI - DEBOLS!LLO

miércoles, 27 de abril de 2011

BORIS VIAN -ELLOS ROMPEN EL MUNDO



Ellos rompen el mundo
En pequeños pedazos
Ellos rompen el mundo
A golpes de martillo
Pero me da igual
Me trae sin cuidado
Queda bastante para mí
Queda bastante


Es suficiente que me guste
Una pluma azul
Un camino de arena
Un pájaro miedoso
Es suficiente que me guste
Una delgada brizna de hierba
Una gota de rocío
Un grillo de monte
Pueden romper el mundo 
En pequeños pedazos
Queda bastante para mí
Queda bastante


Tendré siempre un poco de aire
Un hilillo de vida
Un poco de luz en la mirada
Y el viento en las ortigas
E incluso, e incluso
Si me encarcelan
Queda bastante para mí
Queda bastante


Es suficiente que me guste
Esa piedra erosionada
Esos ganchos de hierro
En los que se detiene un poco de sangre
Me gusta, me gusta
La tabla gastada de mi cama
El jergón y los travesaños
El polvo suspendido en un rayo de sol
Me gusta la mirilla que se abre
Los hombres que han entrado
Que avanzan, que me llevan
A volver a encontrar la vida del mundo
Y a encontrar el color


Me gustan esos dos largos montantes
Ese cuchillo triangular
Esos señores vestidos de negro
Es mi fiesta y estoy orgulloso
Me gusta, me gusta
Ese cesto lleno de sonido
Donde voy a apoyar mi cabeza
¡Oh! Me gusta de verdad
Es suficiente que me guste
Una pequeña brizna de hierba azul
Una gota de rocío
Un amor de pájaro miedoso
Ellos rompen el mundo
Con sus martillos pesados
Queda bastante para mí
Queda bastante, corazón mío.


BORIS VIAN. NO QUISIERA MORIR. POESÍA HIPERIÓN

lunes, 25 de abril de 2011

GONZALO ROJAS - TRES POEMAS -





Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones
una semana más, los días van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.


Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavía.


Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un día
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo.


Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
así es que lo mejor es ver claro el peligro.
Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.


                       ***


APARICIÓN


Por un Gonzalo hay otro, por el que sale
hay otro que entra, por el que se pierde en lo áspero
del páramo hay otro que resplandece, nombre por nombre,
     otro
hijo del rayo, con toda la hermosura
y el estrépito de la guerra, por un Gonzalo veloz
hay otro que salta encima del caballo, otro que vuela
más allá del 2000, otro que le arrebata
el fuego al origen, otro que se quema en el aire
de lo oscuro: entonces aparece otro y otro.


                        ***


ROBO CON MUTILACIÓN


 Autoanálisis único pintado con rayos láser:
-Las personas
no mueren,
quedan encantadas.



METAMORFOSIS DE LO MISMO. POESÍA COMPLETA.
GONZALO ROJAS. Colección Visor de Poesía

DEREK WALCOTT



EN OTRA PARTE


... En algún lugar hubo un arresto.
En algún lugar se recogió una pequeña cosecha
de cadáveres en un camión. Los soldados descansan
en algún lugar junto a una carretera, o fuman en un bosque.


En algún lugar ruge la ira en una conferencia
por una atrocidad. En algún lugar se arranca
una página, y de algún modo el follaje
no parece ya hojas, sino camuflaje.


En algún lugar hay un camarada,
un escritor que yace con los ojos muy abiertos
sobre el tictac de un colchón, que no leerá
esto, ni escribirá. ¿Cómo hacer una pluma?


Y henos aquí libres por algún tiempo, pero 
en otro lugar, en una tercera, o una séptima parte
de este planeta, la sumaria culata de un fusil
revienta un cráneo introduciendo en él la idea de un paraíso


donde nada es gratis, donde el aire azul
es frágil como el papel, y todo aquello que escribamos
será sellado dos veces; una carta azul,
su garganta hendida por el abrecartas del estado.


Del otro lado de estos negros barrotes
miran rostros emaciados. Los dedos
se aferran a los travesaños de estas estrofas
y esto ocurre aquí, porque en otro lugar


sus miradas se difuminan en el olvido
tenuemente, como los números en la guía
telefónica. Como las masacres del año pasado.


El mundo está libre de culpa. El crimen más oscuro
es hacer de la conciencia una profesión,
sentir a través de nuestros propios nervios el grito silencioso
de las ramas del invierno, interpretar los prodigios como signos.


                              ***


MAÑANA, MAÑANA


Recuerdo las ciudades que nunca he visto
exactamente. Venecia con sus venas de plata, Leningrado
con sus minaretes de toffee retorcido. París. Pronto
los impresionistas obtendrán sol de las sombras. 
¡Oh! y las callejas de Hiderabad como una cobra 
     desenroscándose.


Haber amado un horizonte es insularidad;
ciega la visión, limita la experiencia.
El espíritu es voluntarioso, pero la mente es sucia.
La carne se consume a sí misma bajo sábanas espolvoreadas  
     de migas,
ampliando la concepción del mundo con revistas.


Hay un mundo al otro lado de la puerta, pero qué 
     inquietante resulta
encontrarse junto al propio equipaje en un escalón frío 
     cuando el alba
tiñe de rosa los ladrillos, y antes de tener ocasión de 
     lamentarlo,
llega el taxi haciendo sonar una vez la bocina,
deslizándose hasta la acera como un coche fúnebre- y 
     subimos. 


Derek Walcott. El Testamento de Arkansas. Colección Visor

domingo, 24 de abril de 2011

BENJAMÍN PRADO -COBIJO CONTRA LA TORMENTA-



Yo miraba las casas encendidas junto a la autopista,
los árboles y el frío de las últimas ventanas.
Miraba los jardines,
el cielo destruido por las letras rojas de los hoteles.
Las tardes de verano
abrasaban el pequeño corazón de las palomas
y la luz era el último ángel de la noche.


Yo tenía un balcón donde leía a Neruda.
Desde el balcón, veíamos llegar a las cigüeñas:
cisnes del cielo, pájaros trazados por la nieve.


Yo tenía un balcón y tenía una mujer.
Desde el balcón, miraba las playas de la noche
y la lluvia extraña de las carreteras vacías.


Yo tenía una mujer, su cuerpo construido en cuartos 
       solitarios,
palabras solitarias entre leones rojos
y cisnes devorados por la luna.
Desde el balcón, miraba la tormenta. Había
autopistas azules
y casas encendidas,
árboles deshechos por el frío de las últimas ventanas,
pozos que nos tendían pequeñas manos húmedas.


                                ***


Al otro lado había los cristales rotos de las fábricas
y la luna de los aeropuertos vacíos.
Al otro lado, la lluvia ponía en los árboles
sueño de los leones y equilibrio del agua.


Al otro lado había el gato con el corazón comido por los
       pájaros
restaurantes cerrados, luz de las azoteas
donde el cielo devora el ángel de la noche.


Yo buscaba palabras
parecidas
a la mirada quieta del dios sobre la plaza
-igual que en el poema
de Coleridge el ojo del océano
mira la luna- y mi padre decía: cuando llegues
a la cumbre de la montaña, sigue subiendo.
Palabras implacables como el viento que mueve
la ropa de una estatua.

sábado, 23 de abril de 2011

ADAM ZAGAJEWSKI -ANTENAS-



NO HUBO INFANCIA

¿Y cómo fue su infancia? -pregunta
finalmente el periodista, ya aburrido.
No hubo infancia, sólo negros cuervos
y tranvías ávidos de electricidad,
pesadas casullas de gordos curas,
maestros con cara de latón.
No hubo infancia, sólo espera.
Las hojas de los arces brillaban
en la noche, como el fósforo, la lluvia
humedecía los labios de los cantantes.

                   ***
ALGUIEN AFINABA EL ÓRGANO

En una iglesia vacía alguien afinaba el órgano.
En una nave gótica resonaba una cascada.
Las voces de los torturados y la risa de los alumnos
se mezclaban con mi aliento vertical.

En la catedral vacía alguien afinaba el órgano
y se divertía con la salvaje anarquía de los tubos,
demolía casas, arrojaba rayos, después construía
una ciudad, un estadio, un aeropuerto, una
     autopista.

¡Si consiguiera ver al organista!
¡Si yo pudiera distinguir su cara, sus ojos!
Si pudiera seguir los movimientos de sus manos
quizás entendería hacia dónde nos lleva,
a nosotros y a aquellos que protegemos,
los niños, los animales, las sombras.

                     ***

LA NOCHE ES UNA CISTERNA.

La noche es una cisterna. Cantan las lechuzas.
     A rastras los refugiados
van por senderos en el bramido y el murmullo de 
     una desdicha eterna.
Quién eres tú, que vas perdido en la trémula
     multitud.
Y quién serás, en quién te convertirás,
cuando vuelva el día y un saludo normal perfile los 
     límites íntimos.

La noche es una cisterna. Bailan las últimas parejas
     en la fiesta.
Del mar se oyen gritos de altas olas y el viento mece
     un pino.
Al este una mano dibuja la primera línea del alba.
Palidecen las lámparas, se ahoga el motor de un 
     coche.
Ante nosotros la senda de la vida y breves momentos 
     de astronomía.

ADAM ZAGAJEWSKI. ANTENAS
ACANTILADO. TRAD. DE XAVIER FARRÉ

viernes, 22 de abril de 2011

JAVIER ALMUZARA

                    
               III


Yace aquí un hombre
que nunca se cansó
de no hacer nada.
No lloréis por su muerte,
no ha cambiado de vida.


                ***


LA COPA DE TU CANTO


Me enteré de tu muerte y he llorado
al recordar las tardes
en que el sol se ocultaba iluminando
nuestra infinita charla.
Ahora que eres ceniza de unos años
aún vive el ruiseñor
que habitaba en la copa de tu canto.
Sobre esa voz quien todo lo arrebata
nunca pondrá su mano.


                 ***


El miedo de la mosca 
que ha concebido un dios 
de mi tamaño
no imagina que un dios
mayor me aplastará
como a una mosca,
un dios viejo y cansado
que, a estas laicas alturas de la historia,
debe andar con la mosca tras la oreja.


                 ***


INSTANTÁNEA, 1980


La escena es vagamente familiar.
Mis padres se parecen a sí mismos.
Mi abuela está tal cual
si aún estuviera entre nosotros.
Respecto a mí todo es distinto,
porque yo ya no estoy en esa foto.

JAVIER ALMUZARA.  CONSTANTES VITALES
COLECCIÓN VISOR DE POESÍA

jueves, 21 de abril de 2011

MIQUEL ÀNGEL LLADÓ -EL INQUILINO DEL HIELO


Miquel Àngel Lladó Ribas
(Escritor, amigo y luchador del silencio)


L'INQUILÍ DEL GEL 



Nº 1  Colección Bilingüe Palma de dos (poesía)



UNO DE CADA MIL

Algunas veces
insisto en jugar a la lotería
o compro el cupón
y no me doy cuenta 
de que aquí, a mi lado,
a dos pasos como quien dice,
tengo la fortuna
de haberte conocido,
de fascinarme 
con tu presencia,
de venirme arriba
con una sola de tus miradas.
            
                ***

Disculpadme.
¿No habéis visto por aquí
a alguien así,
más bien pequeño,
corriendo hacia la puerta?

Avisadme si pasa.
Y, por favor,
no le cerréis el camino
ni le regañéis:
igual que vosotros, 
lleva tiempo buscándolo.

                ***

El azar quiso que fueras un pingüino.

Hubieras podido ser
una mariquita
o una tortuga,
o una grácil mariposa.

Pero no,
escogiste ser un pingüino:
ave del frío,
de pico anaranjado
y albino plumaje.

Con una capa negra:
un frac 
a medida de la noche,
con las estrellas por botones.

El azar, afortunadamente,
quiso que fueras un pingüino.

               ***

Esta mañana
las morsas se han levantado temprano.

Soñolientas aún
han contemplado, incrédulas,
cómo atravesabas ufano
su territorio
de sebo perezoso y prieto
mientras proferían, 
sorprendidas,
confusas consignas
de rechazo hacia el intruso.

No te ha importado demasiado.
Has seguido tu camino
con el cuello estirado
y las alas extendidas,
el pecho fuera, hinchado,
el pico elevado
hacia el cenit
de la aurora polar,
desafiando el frío crudísimo
con tu abrigo
de plumón y esperanza,
ignorando el miedo
y sabiéndote frágil pero firme,
seguro de hallar
la prodigiosa fuente del Verbo
y de abrevarla
hasta la saciedad más honda.

              ***

DESPEDIDA

Asómate. Los leones marinos
han venido a despedirse de ti.
Y también las focas.
¿Y ves allí, detrás del iceberg,
aquel fantástico pez?
Es la orca. Nunca más
volverá a molestarte. Incluso
las morsas han acudido
para darte el último adiós.

En el fondo,
todos te apreciaban.

           ***

De hielos y primaver
as 


Cuando escribí estos poemas poco sospechaba que, algunos años después, su protagonista realizaría el más largo y definitivo de los viajes, ese para el cual todos, tarde o temprano, cogemos únicamente billete de ida pues no hay posibilidad de retorno.

            ¿O tal vez sí? ¿Acaso no poseemos la memoria, sin duda una de las más grandes cualidades humanas, para traer a voluntad todo aquello que hemos amado a lo largo de nuestra existencia? ¿Reparamos de veras en el milagro que significa recordar el color de unos ojos, la frescura de una sonrisa, la sencilla candidez de un gesto?

            Al releer estos versos recuerdo, como no, a nuestro amado hijo Lluís. Le recuerdo y le echo de menos, para qué nos vamos a engañar. No obstante la poesía me ha permitido de alguna manera inmortalizarle, hacerlo perenne, plasmar su bondadosa esencia sobre el papel. Y, de paso, recordar al mundo que “no existen alas inútiles”, que todo aquello que nos sucede, por duro y adverso que nos parezca, no es sino una oportunidad de mejorar y comprender en toda su hermosa complejidad el universo que nos rodea.

            Hielo, pingüinos, silencio… ¡Cuánta belleza encierra ese mundo que hemos etiquetado alegremente de autista, sin detenernos tal vez a pensar en las gemas que alberga esa sin par “oscura cámara del tesoro”! Yo tuve la ocasión y el privilegio de admirarlas. Y quiero animar desde estas líneas a quienes de una manera u otra deambulan por esta “sinuosa ruta del hielo” a hacerlo, a descubrir el color de la esperanza y de los sueños que a mi se me antoja azul e inmenso, como ese mar que ahora mismo sobrevuelo y ese cielo que nos cobija y al que de tanto en cuando alzamos los ojos esperando que nos envíe lluvia, amor, palabras…

            Abrámonos pues, al azul de lo insondable, dejemos que la primavera ocupe al fin el lugar de las dudas y de los fríos, trabajemos sin tregua hasta encontrar esas anheladas “veredas de sonidos / en el fondo del valle”.

Apostemos, en fin y de una vez por todas, por la poesía, por la luz, por la esperanza: por la vida.

MIQUEL ÀNGEL LLADÓ



                                                *****

Pido perdón a Miquel Àngel y a Casabierta editorial si me he extendido demasiado en la elaboración de esta página. Es un acto de amor, no de piratería. Este maravilloso libro estará ya siempre entre mis poemarios preferidos. Nada más terminar de leerlo, te apetece comprar otro para regalárselo a un amigo, a alguien que quieres.
Jorge Espina