...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

lunes, 17 de junio de 2019

MARÍA ILUMINADA GONZÁLEZ — NAUFRAGIOS



Quién va amar a esta mujer
que abortó un hijo por comodidad y sembró violetas
donde debieron crecer indefensas canciones de cuna
y cuando quiso decir hijo mío
habían emigrado todas las palomas.
Qué voces esperar qué manos si salta y salta
para caer desde sí misma
cerrando puertas inútiles pedradas al tiempo.
Quién va a salvarla desafiar la miseria de su vientre
asustada como está ante la moral mientras contempla
con limpio y legítimo deleite los pechos de la amiga.
Ay quién va a amarla
sin saber si mañana estará amaneciendo
entre las grietas de estos muros
si ellos darán constancia de sus pasos
de la orfandad de su palabra.
Quién se repartirá sus adjetivos su deuda con el sol
el espejo que guarda intacta su memoria.
Cómo saber si alguien se robará una estrella
y esperará a que se desnude con su eterno
       temor a equivocarse
esta mujer que amó por igual al santo y al hereje
que nunca fuel leal y acusa a las vocales de su nombre
tutelares fantasmas que la noche hace danzar
urdiendo versos que otros han urdido en amaneceres 
       memorables.
Esta mujer que no se atreve a poner camelias en su pelo
y vestida de blanco se baña en rarísimos perfumes
sin saber si asistirá al milagro de la resurrección
o a un baile de máscaras.

*****


Tu semen huele a flores

deja que eche raíces en mi lengua
y sobre la vasta y cálida pradera de mis pechos
se esparza como un río también sediento de mi carne.
Quiero beberlo en esa copa natural y sagrada
donde se hermanan vida y muerte
y los límites son de frágil y moldeable cristal.
Hombre mío, cordero mío
heredero universal de mis orgasmos
fecunda a golpe de luz mi garganta
mi fuente de jade derramándose
dulce manantial donde renacerás
sangre de mis sueños. 
¡No haya gruta o ladera ventana o abismo de mi cuerpo
que no sea conquistado por tu olor!
Que todos sepan cuánto de nuestro amor hemos lamido
Cómo sorbemos nuestros jugos
hasta convertirnos en esa rara sustancia divina
que solo descubren los privilegiados de la luz.
Vuelve a devorarme como si el tiempo fuera 
una estación inventada por los dioses
para jugar al arrepentimiento y a la mentira de existir.
Pero mientras nos convoquen las campanas
táñeme hombre mío llameante talismán que enarbolo
para que el tiempo sea solo tiempo
y mañana una palabra ajena
que nada tiene que ver con nuestro baile.


*****


Mira cómo esta hoja del otoño escribe el argumento

mientras caes mientras 
caes.

*****


María Iluminada González Pérez
Naufragios (Casa del Teatro, República Dominicana, 2010)
(Ediciones Unión, La Habana, 2013)
Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro 2010