...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 30 de junio de 2012

ROSAMARÍA ALBERDI - POEMA


Dices que
tienes miedo:
a la espina
de la rosa
 a la araña
del jardín,
a la posibilidad
de matar
que tiene el gato.


Y yo me pregunto
si quitamos
la espina, la araña
y la posibilidad...
¿nos quedará
rosa, jardín o gato?




Rosamaría Alberdi. El Último Jueves, 15 años de poesía on the road

Calima Ediciones, 2011



jueves, 28 de junio de 2012

MIGUEL ÁNGEL VELASCO - A UN VIEJO PAR DE GAFAS


A UN VIEJO PAR DE GAFAS


Me da pena tirarlas.
Esas gafas de concha en el estante
fueron ayer mis ojos. Vi con ellas
el verde amanecer, la noche en ascuas,
las lombardas azules.
Y esas dos turmalinas imposibles
de los ojos de Veva.
su puente se ha gastado con el roce
de mi nariz, que estoica ha sostenido
su abultado cristal.
Las ha gastado el sol, la lluvia, el tacto.
Han sentido el capricho de la vida
en el latido oscuro de mis sienes.
Al despertar, mi mano, desde siempre,
tanteaba confiada en la mesilla
con un gesto instintivo.
Varias veces al día el puntual rito
de repasar las lentes con un paño.
Por la noche, el cansancio
les doblaba las alas sobre un libro.
Ahí están, rotas,
una cosa que ocupa
su lugar entre otras
que una terca costumbre no consiente
en dejarse usurpar: pétalos secos, piedras,
un calendario antiguo
con círculos en torno a algunas fechas
que tuvieron sentido,
ese rotulador que hasta ayer noche
escribía palabras...
Cuantas cosas menudas nos fabrican
la ilusión de lo mismo.


Desde un rincón me miran silenciosas.
A veces, si un pespunte
de sol da en su cristal,
sorprendo en el reflejo
todo un cielo de bruces.

martes, 26 de junio de 2012

FELIPE BOLLAÍN. POEMAS


No sé escribir este poema.
Lo que quiero decir no sé decirlo.
Por mucho que te empeñes
en buscarle algún sentido
(o en entender acaso lo que dice)
no hallarás en él
ni una sola entre línea,
ni una sola señal de lo que pasa,
porque no sé escribir este poema,
porque cada intento es un latido
que muere en el intento.

                  ***

El blanco del papel a veces duele
como una herida hueca y amistosa.
El blanco del papel a veces vuela
y en sus alas a veces duerme el viento.
El blanco del papel a veces sufre
el mismo grito blanco que refleja
el nombre de su árbol.

                  ***

Arrastrado hasta aquí,
tal vez para mirarme
-tranquilo y nervioso-
desde otra perspectiva.
Arrastrado hasta aquí,
tal vez para mirarte
desde lo que tú mueves
o para ser mirado por tu hallazgo
-aunque de mí prescindas- invisible.
Arrastrado hasta aquí
como se arrastra
un objeto que late
-con corazón de lluvia desbordada-
sobre una antigua mesa.
Arrastrado hasta aquí
-como sin saber cómo-
tal vez para ser útil
y aun sin serlo.
El accidente ilustra la fragilidad de la materia.

Los gatos han aprendido a abrir el frigorífico. Felipe Bollaín
Editorial Conteros. Colección Antínoo



domingo, 24 de junio de 2012

TEORÍA DEL MAL MENOR



TEORÍA DEL MAL MENOR

1
El mal menor expulsa
del campo de lo posible
al bien
con la misma eficacia
con que la mala moneda
pone fuera de la circulación
la de buena ley.

2
¿Un mal menor es mayor
que un bien pequeño?
¿Un mal menor
de edad
no se convierte nunca en mal monstruoso cuando crece?
¿No deberíamos distinguir
entre males menores con tendencia menguante
y los que, aunque pequeños, medran rápidamente?
¿Hay algún mal que sea
siempre menor que sí mismo?
Ante un mal chiquito pero matón
¿no nos achicamos por cobardía?

Puestos a elegir
entre males de diversas tallas
¿no sería casi un bien
salir del probador con nuestra ropa usada?


La estación vacía. Jorge Riechmann
Ed. Germania. 2000


viernes, 22 de junio de 2012

WILLIAM BLAKE



LA MOSCA


Pequeña mosca,
tu jugueteo veraniego
fue truncado
por mi descuidada mano.


¿No soy yo 
una mosca como tú?
¿No eres tú
un hombre como yo?
Porque bailo 
y bebo, y canto
hasta que alguna mano ciega
me barre.


Si el pensamiento es vida, 
fortaleza y aliento
y la carencia de pensamiento es muerte,
entonces yo soy una mosca feliz,
viva o muerta.


              ***
EL TERRÓN Y EL GUIJARRO


"El amor no anhela complacerse a sí mismo
ni por sí mismo se inquieta,
en cambio al otro da sosiego,
y construye un cielo en la desolación del infierno."
Así cantaba un diminuto terrón de arcilla
pisoteado por las patas del ganado,
pero un guijarro murmuró estos versos apropiados:
"El amor solo busca darse el gusto,
y encadenar al otro a su deleite,
se regocija con el desconsuelo ajeno,
y construye un infierno a expensas del cielo."


WILLIAM BLAKE 1757-1827†

lunes, 18 de junio de 2012

RILKE - CANCIÓN DE AMOR



CANCIÓN DE AMOR


¿Cómo he de sujetar mi alma, 
que no toque la tuya?
¿Cómo dirigirla por encima de ti,
a las otras cosas?
Ay, bien preferiría a algo lejano, 
perdido en la tiniebla someterla, 
en un extraño sitio en paz,
que no temblase cuando
tiemblan tus entrañas.
Pero cuanto nos toca a ti y a mí,
nos une, como un arco de violín
que de dos cuerdas saca una voz sola.
¿En qué instrumento estamos los dos tensos?
¿Qué músico nos tiene entre sus manos?
¡Oh, qué dulce canción!

sábado, 16 de junio de 2012

JAVIER BARRERA - MÍNIMO COMÚN VERSO

   
Un cohete lunar
no es más que un dedo
apuntando hacia la luna;


un dedo cruel que, por impulso,
amenaza con hurgar de cualquier modo.


Un cohete lunar no es más que un dedo rojo y fugitivo;
un dedo extralimitado en su tarea
                                                -aquello de erradicar
                                              las musas y la astrología-.
o tal vez sea
una aguja del reloj a la deriva,


un TIC sin TAC,
o un instante de arrogancia en el vacío.


-Una brizna de hierba-,
                                     que dirían.


                      *****


                                                (Según la vieja fórmula Kikuyu)


Escuchad, ancianos,
el poeta va a ser quemado.


                        Oh, sí, ancianos.


Escuchad, ancianos,
el poeta no tiene ni parientes ni amigos.
Nadie siente simpatía hacia él.


                        Oh, sí, ancianos.


Escuchad, soldados,
hay que atar al poeta con hojas
de diario secas.


                        Oh, sí, soldados.


Escuchad, soldados,
levantad vuestras pistolas
y decid con una sola voz:
que el poeta sea quemado.


                        Oh, sí, soldados.


Escucha, pueblo,
di con una sola voz que no habrá
piedad para el poeta.


                         Oh, sí, el poeta debe ser
                          quemado por completo.


Escuchad, ancianos, soldados, y pueblo,
pronunciar con unanimidad 
que el poeta debe permanecer solo.


                          Oh, sí, el poeta debe ser
                           quemado por completo.


Afirmemos con una sola voz 
que el poeta no tiene hogar.
                        
                           Oh, sí, el poeta debe ser
                            quemado por completo.


Afirmemos con una sola voz
que el poeta no pertenece a ningún clan.


                            Oh, sí, el poeta debe ser
                             quemado por completo.




Fco. Javier Barrera Barceló
Mínimo común verso. Agente noviembre. 



jueves, 14 de junio de 2012

OLVIDO GARCÍA VALDÉS - POEMA



le envío mi saludo
de bienvenida, señor, mi alegría
le expreso de su regreso
aunque en los dedos de los pies y
en el músculo gemelo de esta pierna tensen
como alfiler y cuerdecillas
los nervios su sustancia
                                     el viento
ulula suavemente, mas no sé
si ulular es suave, si el viento ulula
como perros aúllan en Machado, si su timbre 
agónico o mecánico dice grúa
chirriante y amarilla o dice algo
más de luz en la tarde de enero
                                                  el lastimero
maullido que no aúlla del gato –uno
de la camada del verano– entre las
maderas del derribo no sonará 
hasta las aproximadamente once
de la noche y el viento lo acentúa
                                                    el gris
perla del cielo ganado por enero
a la tarde
               y trasparente el oído, el oído


Olvido García Valdés
Lo solo del animal.  Tusquets editores



martes, 12 de junio de 2012

GERALDINO BRASIL - QUIERO QUE ESCUCHES MI POEMA






MATERIA PRIMA


Si escribo esta palabra, Tierra, sudo como un labriego con su arado.
Tengo agua y un pedazo de pan en mi cuarto,
algunos libros que guardan los padecimientos humanos,
la ventana, el enorme dolor de las calles,
mi lecho, el deseo de tu cuerpo,
y el recuerdo de mi madre, convencida de que escucho sus consejos.
Si escribo esta palabra, Tierra, empiezo a parir un poema y eso me extenúa,
pues el problema es que la palabra tierra no me deja descansar,
y como el cuarto del poeta no se hizo para dormir
he de escribir esta palabra –Tierra, por todo el resto de la noche.
Si escribo la palabra Cielo para confortar mi espíritu,
si escribo la palabra Cielo, el verso ocupas,
una honra, Señor, pero tengo que salirme del cuarto
y mirar el verso desde lejos,
como un tejedor de pantuflas que termina su trabajo.


ACTUALIDAD DE LA POESÍA Y DEL AMOR


El poema me precede en todos mis actos.
El poema estaba ya en el barro del que nací.
Por eso desde niño amé como a un padre al extraño que pasaba perseguido,
los árboles codiciados, las mañanas tasadas, contabilizadas,
la arena del tiempo en nuestros dedos,
el ignorado trabajo del ladrillo en la pared,
la piedra que no puede escaparse de la orilla del camino.
Y voy hilando siempre mi poema.
Identifico los hombres y mujeres del futuro en esos niños que pronto
estarán construyendo contra la voluntad de sus padres la
Tierra del Tercer Milenio. Ellos crecen silenciosamente durante
la noche.
Sin el poema yo pienso apenas en las señales de tránsito y te reduzco,
hombre gordo, a un peatón que estorba en mi camino.
Solo por un esfuerzo de amor puedo darme cuenta de que los peatones
también tienen alma, aunque no como la de los automovilistas, y de
que a una mujer no le desagrada recibir el homenaje de un poema
para llevarlo en la cartera.




DE CARNE Y HUESO



A José Paulo Cavalcanti Jr.
Quiero que Pedro escuche mi poema:
Pedro, que es maquinista, no se saldrá de sus rieles.
Quiero que José escuche mi poema,
mas José con su cartera de cobranzas en la calle del mercado va en busca
            del esquivo deudor de quien vive.
Quiero que Flora escuche mi poema,
pero Flora está leyendo sobre anticonceptivos.
Quiero que Severino escuche mi poema,
y Severino, en la pared que construye montó su radio de pilas.
Quiero que Bety escuche mi poema,
pero Bety se va a casar; salió de compras.
Quiero que Mario escuche mi poema,
pero Mario anda de mal genio, está fastidiado.
Quiero que Teresa escuche mi poema
pero un poema no es marido, no lo sustituye, no sirve.
Quiero que un niño escuche mi poema
mas eso será cuando crezca y en él llore un niño.
Quiero que Jorge escuche mi poema,
pero Jorge se va a morir y está aprendiendo a rezar.
Quiero que los poetas escuchen mi poema
pero los poetas están leyendo en sus estudios a puerta cerrada.
Quiero que la ciudad escuche mi poema
mas –Ay de mí!,- en las casas están cenando o más probablemente
duermen sin cenar.



Geraldino Brasil

domingo, 10 de junio de 2012

BERTA PIÑÁN - TEMPORADA DE PESCA


Espaciu sacamos anzuelos,
dos boyes, la tanza. Con auténticu esmeru
discutimos el color 
de la mosca, la exacta
combinación de tonos
nel terciu.


El día qu'abrieren la veda baxamos
de mañana tempranu,
hasta'l pozu.
Tu esperabes en lleráu
contemplando'l silenciu, cómplice,
los colores que pasen
del ríu.


Hora tres d'hora yo chaba al
agua aquel cebu,
obstinada, voraz, como quien
conoz un destín cifráu
polos sieglos.


La segunda tarde, n'escureciendo,
saqué la primera: "Mira, tócala,
tovía sigue viva",
grité de la oriella
y d'esa supimos qu'elli mesmu
empezábemos a deprender
un llinguaxe nuevu, cruel,
esnudu.


Esa nueche volvimos a casa
con restos de sangre, les manes
puerques, felices.
Depués siguimos pescando
darréu, la temporada entera.


Foi la última y nunca
nun nos sintiéramos enantes
tan cerca.


          *********


Despacio sacamos anzuelos,
dos boyas, sedal. Con auténtico esmero
discutimos el color
de la mosca, la exacta
combinación de tonos
del aparejo.


El día que abrieron la veda bajamos
por la mañana temprano,
hasta el pozo.
Tú esperabas en el pedregal
contemplando el silencio, cómplice,
los colores que pasan
del río.


Hora tras hora yo echaba al
agua aquel cebo,
obstinada, voraz, como quien
conoce un destino cifrado
por los siglos.


La segunda tarde, al oscurecer,
saqué la primera: "Mira, tócala,
aún sigue viva",
grité desde la orilla,
y  en ese momento supimos que allí mismo
empezábamos a aprender
un lenguaje nuevo, cruel,
desnudo.


Esa noche volvimos a casa
con restos de sangre, las manos
sucias, felices.
Después seguimos pescando
sin parar, la temporada entera.


Fue la última y nunca
nos habíamos sentido antes
tan cerca.

viernes, 8 de junio de 2012

CÉSAR VALLEJO - CONSIDERANDO EN FRÍO, IMPARCIALMENTE


Considerando en frío, imparcialmente
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...


Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...


Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...


Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, 
me da con su tristeza en la cabeza...


Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...


Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...


Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...


le hago una seña,
viene, 
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

miércoles, 6 de junio de 2012

MIA COUTO - E NO FINAL


                                          E no final


Morrer

depois de me despedir
das palavras, uma a uma.
E no final,
descontada a lágrima,
restar uma única certeza:
não há morte
que baste
para se deixar de viver.

***

Morir
después de despedirme
de las palabras, una a una.
Al final,
descontada la lágrima
queda una única certeza:
no hay muerte
que baste 
para dejar de vivir.


                    Trad. Jorge Espina



Mia Couto




lunes, 4 de junio de 2012

HUGO CLEMENTE - INDIO ZAMMIT



cero. ¡HOMBRE AL AGUA!

Seducirte, enredarte, casi engañarte, varar contra la corriente. El instante en que te vienes abajo, en el que aparece una grieta en tu témpano, en que la luz que hay al final del túnel no es un tren de mercancías. Cuando puedo sentir que tu iceberg es de punta roma. Darme cuenta de que todo ha cuadrado, de que estoy en el sitio, en el momento, que va a ser aquí y ahora. Puedo gritar que seré yo quien se lleve el gato al agua. Cambiar mi posición arrodillada mientras te desvisto y rozo la ropa sobre tu piel que se resiste a dejarse pelar. Vértigo vertical, tensión en la pared de agua al reconocer tu pecho pequeño, hermoso y firme en sus convicciones. Reconocer  también  tu ombligo, en la perpendicular de su consciencia. Llegar a ese punto en el que no sé respirar y todo se precipita. Las curvas, el movimiento, las pulsaciones, los fluidos en ráfagas. Cuando después de rugir, todo queda en silencio. Cuando tú te destensas y yo me hago añicos.

uno. GRIS

El océano era gris. La verdad un cielo negro y arrogante que pronto nos caería encima. Se dejaba reflejar en un mar desbocado, que aguardaba la descarga. Nos encañonaba un chaparrón de plomo mientras levantábamos dóciles las manos. Había que abandonar la playa, llegar a casa y bajar las persianas.

dos. BIEN COGIDO.

De todas las concesiones a la inercia de nuestra vida, la peor es limpiar los zapatos de laburo. No tiene pies ni cabeza, aunque el calzado quede momentáneamente lustroso.
Deberíamos desconfiar de cualquier limpieza en seco. Es la peor patraña para la que nos prepararon. Hacer  una cama para deshacerla matemáticamente cada noche es estúpido, aunque reconforta introducirte en unas sábanas estiradas y fresquitas. Mientras esperas a que se vuelvan tibias, el tiempo se mide de otra forma. Reteñir de negro, con una crema que huele a petróleo, cada dos o tres noches los zapatos, no aporta nada, sólo perpetúa. Se puede hacer cada doce horas, pero entonces cruzas la línea que separa la responsabilidad profesional del trastorno. Si la obsesión y la compulsión van a verte de la mano, puedes resultar se todo un genio, un meticuloso asesino en serie, o la mejor herramienta para quien sepa usarla. Lustrar lo que sin duda volverá a ensuciarse, porque se desplaza por el suelo, es hacernos ver con un truco burdo que podemos rechazar nuestra condición de plantígrados, de palmípedos, de señoritos de una tierra que nos encostra de polvo. cuando aceptas eso como verdad, te tienen bien cogido.

Así comienza Cuaderno de Agua, primera novela de Hugo Clemente que mañana Martes 5 de junio a las 20h se presenta junto a el poemario Un hombre desnudo con un kalashnikov de Indio Zammit en la librería La Biblioteca de Babel C/Arabi 3 Palma de Mallorca. 
Acudirá a la presentación, mi buen amigo, el editor Roberto Menéndez de Canalla Ediciones.
Aquí tenéis unos versos del Hombre desnudo y de su anterior libro Como un hielo flotando en aguardiente.


Despedida en el Andén


Todas las parejas se besan en el andén.
Yo abrazo a mi única maleta
y me despido de la ciudad
que me jodió el hígado.
Observo, ya desde la ventanilla,
la señal que advierte a la gente
que puede caer a la vía,
no aparece en ella dibujado
el cabrón que te empuja.


                 ***


Mariposas en el estómago.
Polillas en el corazón.
Cucarachas en la cabeza.
Hormigas vena arriba, vena abajo.
Luciérnagas en el reverso de los párpados
poniendo luces al sueño que no llega.


Nunca me preguntes si abres otra cerveza.


No sonrías y me mires,
te lo pido por favor.


De Como un hielo flotando en aguardiente.


                     ***


Has muerto, David,
y ni siquiera sé cual era tu canción favorita.
Ahora no puedo olvidarme de preguntar
a cada uno de mis amigos
cuál es la suya.


                  ***


El cenicero rebosante de virutas de lápices ya afilados
no deja de mirarme
como si me recriminase llevarse siempre la peor parte
se nota que no lee mis poemas.
Ahí,
tan quieto,
con el mal gesto se sus cuatro muescas...
Igual está esperando cigarrillos.
Que se joda.
                 
Un hombre desnudo con un Kalashnikov. 
Indio Zammit
                 



sábado, 2 de junio de 2012

NICOLE BLAY FRANZKE



¿A DÓNDE FUE EL AGUA?


Versión 1ª
De madrugada, llega el pocero a casa. Nos miramos con la mirada de quien va a cometer el mayor delito, levantamos juntos la arqueta de la cocina. Debían salir delfines, anacondas, golondrinas, mirlos. Esperábamos camellos, palmeras, oasis, avionetas en llamas, ríos verdes y azules, bayonetas clavadas en el costado, flores infinitas. Crecía un jardín secreto, oscuro, frondoso, una selva vírgen esperando a escapar como un grito hacia la luz. Una exhalación de vida condensada, liberada en la explosión de la apertura. Abierta la trampilla, aparece el vértigo del vacio: ¿a dónde fue el agua?. Espero paciente, apostada en la pared, algún rastro de vida: ni una triste cucaracha. Ni una mosca. Cada vez que abrimos un pozo, la desilusión sólo nos impele a seguir las prospecciones con más ahinco, a mayor profundidad, porque los soñadores del infinito, los secuestrados del absoluto, sabemos que, ahí abajo, brota siempre un alef verde, un Amazonas en expansión contínua, una vida nueva aún no nombrada.   

Versión 2ª
Llegaron los dos poceros, en esta mañana llena de sequía. Aguadores de las piedras, proletarios del inframundo. Uno lleva el agua en los ojos, agua clara de estío, y en la arena del fondo de sus pupilas, sed. El otro pequeño, gato de alcantarilla, moreno, poco agraciado. Ágil y tozudo, desciende por la boca del pozo. El hombre del agua en los ojos y yo le vemos desaparecer. La oscuridad se lo traga. Lo último que veo, son sus manos de huesos y uñas sucias, aferrarse sobre los azulejos blancos. El silencio lo devora. ¿Acaso habrá llegado a la última recámara? esa que siempre buscamos, como la zanahoria de los burros. Si es así, no volverá. Allí se quedará a habitar los fondos celestes del aljibe del olvido, lotófago feliz de la luz. ¿Quién dijo agua? Mientras discurren estas ideas entre el aguador azul y yo, aparece un colibrí sucio de nuevo en la superficie. El uno lo coge en brazos, es fuerte, lo saca en volandas del pasadizo al infinito. El otro se deja, muñeco de trapo, lánguido y seguro entre los brazos del aguador. Ya está señora, son ciento diez euros. El agua ya no viene por aquí, el pozo quedó limpio. Y desierto. Pienso yo, ¿dónde crecerán ahora los ríos y las montañas, los monos y los delfines?. 

Versión 3ª
En medio del hormigón apagado del fondo, luce un oasis. El aguador, las cucarachas y yo lo sabemos.





NICOLE BLAY