lo que a sí mismo se teme
y desesperadamente se disipa.
Fuerza que busca gastarse.
Está aquí lo que quiere
entrar en la noche
como quien se entrega a la muerte.
Perderse: sacrificarse.
Deshacerse en el mundo
como el rojo más grave
en dul cí si mas esporas.
Fuego que a sí mismo se quema.
fuego desamparado
que todo viento aviva.
*****
El poema no cesa de morir.
A las dos
líneas muere y nace de nuevo
como el
día espiral.
Surgen estancias
a su paso y son ya viejas.
Se
deshace en los dedos
el poema.
*****
Hay dos árboles cuajados de brotes blancos. Un grupo de
frutales desnudos ha atrapado el arco iris un poco más allá. Son tan delicados
que se elevan flotando sobre la loma. La carretera mojada, el arco iris en el
suelo, el arco iris en los árboles. Todo es un arco iris. Incluso las cumbres
nevadas.
El cielo
se abre, el sol, ah, mete su manaza y llega hasta mi corazón y lo acoge y
arrulla. Giro y subo sobre el valle, tan caliente en el puño del sol que podría
deshacerme. Abajo, el río, cinta plateada, las casitas que han sido derramadas
al azar, el sol que me ciega, que arremete contra un cordero negro y contra un
cordero blanco, el arco iris. Los arbolitos esperanzados, ciegos de sol.
*****
Hilandera
Es
necesario tejer un poco cada día.
A pesar
del ala ancha de tu sombrero, el sol ha quemado tu rostro, espigadora.
Yérguete.
Ya es el crepúsculo
y las esporas y el polvo destellan al sol que cae.
Siéntate
bajo aquellos árboles y teje el hilo dorado de tu crisálida.
Desaparece.
Te ha
envuelto el silencio.
Desaparece
en tu tapiz
en tanto
tejes.
*****
Han subido los bosques de espuma.
Han subido las aguas del embalse.
Aves extrañas vienen a descansar aquí
y un cielo de madejas grises las
aplasta.
Pleno clamor de primavera.
Salto en las olas de los bosques
tiernos de abril.
La lluvia murmuraba en otro tiempo.
Caía a los caminos en torrentes.
Las niñas se tumbaban a lo largo
en estrechos regueros y dejaban
que sus melenas fueran arrastradas.
Bosques de espuma.
Aguas de abril.
Ejércitos de árboles se levantan.
Las yemas de mis dedos
cada día más verdes
a punto de brotar.
*****
Estábamos en la azotea jugando con el gatito. Le hacía rabiar y se
dejaba arañar la mano mientras yo observaba y me sorprendía de que el gato
estuviera disfrutando. Él me miró y se rió de mí. Me llamó boba. Tenía toda la
mano arañada y me puso un dedo en los labios que noté caliente como si
estuviera lleno de sol. Cogió al gatito y me lo pasó por el cuello y dijo:
— Acarícialo, mira, qué suave.
Te quiere.
Me puso el gatito sobre los labios para que sintiera su suavidad.
— Te quiere.
Te quiere muchísimo.
Mira cuánto te quiere.
Pequeño.
Acariciaba al gato y con él me acariciaba a mí. Acariciaba al gatito
que estaba en mi cuello, en mis brazos, en mi pecho, acariciándome con su pelo
delicado, y sus manos me tocaban a mí. Yo notaba la sangre que vibraba dentro
de sus manos. Decía:
— Mi cosita preciosa.
Y poco a poco fue acariciándome a mí a la vez que al gatito, y llegó a
acariciarme a mí con sus manos, hasta que posó al gatito y decía:
— Mi animalillo delicado.
Mi animalillo tan delicado.
Fue un lío entre Cagliostro y eso que echan los niños al
nacer, como restos de nada del estómago, algas marinas y limo (de ahí de donde
vienen, tan hondo) y bueno, eso es el meconio, pero yo pensaba que era
cagliostro y no, el calostro, calostro, es la leche primera que se echa al
parir, que es un agua pura y perfecta para su boca y que sabe a fondo marino.
Bueno, también cuando rompes aguas huele a fuente. Y eso, tanto fluido la vida,
ya se sabe lo del semen, su sabor de mar. Fluidos y viscosidad. Aún más: los
bebés están llenos de granitos porque su piel es grasienta. Vienen rebozados en
algo gris y cuando salen disparados, agarrán-dose a sí mismos en medio del
espacio, al extremo del cordón, la enfermera los para en el aire como un
portero, enfermeras de reflejos perfectos, pequeños astronautas de barro, de
ojos cerrados. Tanto fluido. Cagliostro. ¿Por qué lo habrán llamado así? Es cómico.
Me lo imagino con zapatos rococó y… Joseph Balsamo, calostro. Sangre.
*****
Esto es uno que va a un entierro ¿oíste?
Va a un entierro y el cura de alzacuellos
habla como un doblaje de los años 30,
Ashley o alguien así,
esa última sílaba casi inaudible
tan digna de conmiseración,
antigua como los fonógrafos.
resulta que al tío le da la risa
busca a su mujer para que no se desperdicien
ese cura, esa voz aguda
porque con ella
un cruce de miradas
y todo existe, con ella
¿oíste?
Solo con ella
y no está.
*****
—Querría que se muriese.
—¡No es cierto!
—Por supuesto que lo es.
—¡Dime que no es cierto!
—Vale, no es cierto.
—Sí lo es.
—Como tú digas.
—¿Es cierto que querrías que mamá cayera muerta
en este
instante?
—Sí, es cierto.
—Oh no, por favor, no, ¡es como un asesinato!
—Si tú lo dices.
—¡No puedes desear eso!
—Vale, no. Es verdad. No lo deseo.
Desperté en medio de una fiesta
en el aire detenida. En el instante
de su plena magnificencia.
Me zambullí en la gente y fui carne.
Qué gigantesca cola de leopardo
este ser de innumerables cabezas.
Entre guirnaldas de papel saltamos
abrazados al sol. Nos lanzan agua
desde las ventanas y somos gotas.
No deseo encontrarme.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario