ADIÓS DEFINITIVO
Me marcho donde no me tenga la vida en vilo,
donde no sangren los libros de poemas
y busque el sol
mi ventana
para posarse.
Me marcho vacío de equipaje y de memoria.
No son muchas las cosas que me llevo;
algunas hace tiempo que ya no me pertenecen
y otras han ido con el tiempo perdiendo su magia.
Adonde voy no me sirven los libros
ni las fotos que no me miran ya,
ni tantos inviernos fríos en las manos.
Sospecho,
mientras destruyo las últimas cartas de amor,
que siempre quise ir con mi vida a otra parte,
al lugar donde tú me esperas
y me dicen tus ojos que todo empieza de nuevo.
Ignacio Arrabal.
Voces del extremo. Antología 1999-2011
Eso sí que es haber dolido la vida.
ResponderEliminarTristísimo poema.