intro.
no es necesario coartar a la mosca
el vuelo. negarle que se pose en libertad –donde quiera– por mucho que se
equivoque una y otra vez en su elección, no es necesario arrancar sus alas. no,
no es necesario prender la punta de un fósforo y arrimar su llama a las antenas
de la hormiga de cabeza gorda. no es necesario quemar cualquier síntoma de
comunicación, aunque sean minúsculos invertebrados. no es necesario volver a
encender otra cerilla, a la vez que pulsas el pitorro del bote de flix, acercar
lo que emana de su boca a la llama y arrasar más moscas desaladas. no es
necesario impedir al gato, para hacer de su movilidad una gracia. calzar en
cada una de sus pezuñas media cáscara de nuez. ni atar el hilo endeble de
algodón desde una de las patas de un pollo perdiz desplu-mado hasta otra de las
patas de una silla culo de mimbre para que el chiste sea mayor. ni para
aumentarlo incluir las vueltas de piter,
el perro, sobre su propio rabo acabado en lata de conserva de tomate. no es
necesario atravesar el esternón a una lagartija viva con un alfiler hasta que
la estrías de la corteza de una encina –otro ser vivo– se queden grabadas en su
piel de reptil.
1.
mi Padre, el rey, el más elegante de todos,
presumía de monarca; tenía un universo por corbata
2.
la
poesía y su belleza están muy bien. pero aquí y ahora
necesito resumir su vida en [algo más de]
veinte versos;
desde el niño descalzo que fue, mirando sus pies,
hasta su último día
he de hacerlo,
como una posible anécdota,
quizá sin interés
porque un poema fascinante es otra cosa
3.
a veces
no la oigo respirar
no la oigo respirar
(me
refiero a la realidad)
y lo mejor de todo... me devuelve la alegría.
me agasaja el desamparo
de muchos etcéteras
que viven y colean alrededor.
imagina
no llevar nunca
nada a cabo
y desbaratar una y otra vez
cualquier propósito
hasta llegar a buen puerto;
luego entonces,
amar desesperadamente
el violento resultado.
¿sabes?
poseo las herramientas necesarias
para este proceso
4.
he de abrir la puerta
entrar en un poema caminar hacia la luz.
traspasar al otro lado
y
encontrar:
la bóveda del estómago.
ante tus ojos
todo su esplendor;
cabellos humanos componen los frescos.
previamente
te habías echado las manos a la cabeza,
tragabas el vómito de la batalla:
cuerpos descuartizados
el resurgir de la vida
y su revolución
5.
escucha…
el
intercambio de cromos comienza.
tengo
parajes abruptos
con cielos
de piel
y pisadas
en la espalda sin descanso,
soles
despiertos
revoloteando
tu ombligo… escucha
¿no los
oyes?
epílogo
la mañana se precipita para dar paso a la
tarde y vas tiznando los minutos que
te quedan por delante, mientras
tanto, eres devorado por los vientos caprichosos de la mala fortuna y confirmas que mucha parte del camino se ha mirado atrás. me huele que
el respeto a uno mismo amanece sin más y
permanece quieto, y se me antoja cerilla quemando los espasmos un mediodía. no
importa que cruces los dedos, aunque no lo quieres esto se acaba. la dignidad en su mortaja luce su
traje nuevo de muerta, y no puede disimular las costuras remendadas del puyazo
de aquel otoño que se hundía triunfador entre piel y tela. la embestida del silencio nos devora a todos los presentes por
momentos y el penúltimo latido despistado del corazón hace que me fije en la vela, que a su ritmo, sigue
descabellando luz en ese ocaso. él expira, y al instante la duda nace, y sin demora empieza sus labores a la
puerta de un hogar feliz en decadencia, llama, se le abre y viene vestida de
compañera de juegos y calzada con un par de interrogantes nuevos e infinitos.
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