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...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.
domingo, 8 de noviembre de 2015
ANTONIO GAMONEDA - PASIÓN DE LA MIRADA
Está tejida con azul la noche
aún crepuscular. La lengua roja
enciende su perfil.
Salgo al silencio
y penetro la vida de las cosas
y no sé si el centeno es la hermosura
o es la sed la verdad.
En esta hora
de secreta extensión, cuando no ciega
mis sentidos la furia luminosa
del resol cereal, y están creciendo
el zureo nupcial de las palomas,
los pájaros ocultos, la paciencia
de los Robles, aún, salgo a los huertos
y me busco en las aguas y las sombras.
*****
Recuerdo que la tierra quiebra dura
y se levanta azul hacia la nieve.
Recuerdo que los ríos descendían
cual frescos gavilanes y recuerdo
las tierras rojas sobre lomas. Vi
ásperos pueblos, huertos silenciosos.
Mire también al corazón humano
y vi la misma lentitud, la misma
roja aspereza y silencioso frío.
Pero, más tarde, sorprendí las aguas
enloquecidas por la luz, los lirios
ante el abismo, en la serenidad,
el ruiseñor, de noche, entre los álamos,
y los veloces pájaros del día.
*****
La luz, distribuida en la aspereza,
reconcilia a las bestias; luego baja
hasta las huellas del pastor, asiste
al huracán azul de las palomas,
hace crujir el campo y acrecienta
la agilidad insigne de los pájaros.
*****
La tarde entra de pronto en la cocina,
enloquece en el cobre, hace gloriosa
la herrumbre de las madres. Como un lienzo
se imparte en las estancias. Cruza, dora
el rostro del varón. Da en las tarimas,
atraviesa el laurel, tiembla en sus hojas.
Ahora volverán por los caminos
las mulas canas y las yuntas rojas
y, cansados, los hombres, sus cabellos
con tamo de trigal.
Cunden las sombras
al borde del tapial. Lenguas de acero
se sumergen en aguas silenciosas.
Antonio Gamoneda
Pasión de la mirada
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