ALUMBRAR
Una noche vi dar a luz a la gata de mi abuela.
Todos dormían, afuera nevaba.
Dio vueltas en la manta, contrajo el vientre y lo brillante
apareció entre sus patas. Me quedé al lado hasta el amanecer.
Le pregunté si ya se sentía vacía.
El sol se puso intenso
y no sé cómo hizo para teñir la nieve de azul.
*****
CEREMONIA
La infancia
te hará un palacio de invierno,
sembrará tus verduras,
será tu pájaro
recortado del periódico,
una castaña vista
desde la ventanilla del colectivo.
quemará la casa.
venderá tu fruto.
cortará el pájaro
adherido a la nieve.
*****
HUECO EN PIE
Hay días en los que río con mi risa triste. Mi risa equilibrista que cae,
entonces me río con el fracaso, risotada de tronco hueco
que se mantiene en pie por lo que alrededor florece.
Hoy soñé con mi abuelo, estábamos capturados. Nos pedían concentración,
que tocáramos música y que nos peináramos los unos a los otros.
Nos obligaban a construir pianos antiguos de madera.
Por las noches nos vendaban las manos para que no crecieran,
porque pequeñas y delicadas sirven para llegar hasta las cuerdas.
Mi madre decidía el lugar de las cosas. El jarrón de acá para allá, el sillón,
los cuadros, mi padre. Y cuando yo intentaba crecer, zas – zas, cortaba
los caminos de mi pelo.
Huele a gasolina y hace frío. Tengo miedo de encender el fósforo.
Va a llover nieve sucia. Estoy en un pueblo abandonado de Europa del este,
estiro el vestido para taparme. Una anciana que lleva una gallina en los brazos
tropieza y cae de rodillas. El ave que no sabe volar es arrojada al aire.
*****
CÓMANSE MI NIEVE
Susurro a los pájaros salgan de los poemas
cómanse mi nieve.
Susurro a la nieve fuera de mis poemas,
vuelen huevos de los pájaros.
Que el cascarón de la quietud no los devore.
*****
EL DÍA QUE NACÍ
3recuerdo el día que nací.
llovía y los árboles soltaban todos sus frutos, la fertilidad
de los ríos era capaz de matarnos.
recuerdo el día que nací.
tenía los ojos ciegos, la boca muda y el alma intocable.
mi padre me prestó su mano para que yo no supiera
qué hacer con ella.
amo las manos de mi padre, origen de toda creación
y de la fe.
recuerdo los abismos del vacío, los límites, el calor
del alba sobre mi nuevo rostro.
mis manos extendidas al no saber.
llovía y los árboles soltaban todos sus frutos, la fertilidad
de los ríos era capaz de matarnos.
recuerdo el día que nací.
tenía los ojos ciegos, la boca muda y el alma intocable.
mi padre me prestó su mano para que yo no supiera
qué hacer con ella.
amo las manos de mi padre, origen de toda creación
y de la fe.
recuerdo los abismos del vacío, los límites, el calor
del alba sobre mi nuevo rostro.
mis manos extendidas al no saber.
En particular el último poema, una maravilla.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial.
extendidas al no saber... y al aprenderlo todo del amor, ahí nomás, desde el mismísimo origen!
ResponderEliminares deliciosa la escritura de Litvinova, gracias por compartir este poema!
cariños,