LA MUJER DE LOT
Miré atrás dicen que por
curiosidad.
Mas, curiosidad aparte,
pude haber tenido otras razones.
Miré atrás de pena por la
fuente de plata.
Por descuido, mientras
ataba la correa de mi sandalia.
Para no mirar más el cogote
justo
de mi esposo, Lot.
Por la súbita certeza de
que, si muriera,
ni siquiera se habría
detenido.
Por la desobediencia de los
sumisos.
A la escucha de la
persecución.
Tocada por el silencio,
esperando que Dios cambiara de parecer.
Nuestras dos hijas ya
desaparecían detrás de la cima de la colina.
Sentí la vejez en mí. La
lejanía.
La vanidad de la andadura.
El sueño.
Miré atrás al poner el
hatillo sobre el suelo.
Miré atrás por temor a
dónde dar el paso.
En mi sendero aparecieron
serpientes,
arañas, ratones, polluelos
de buitres.
Ya ni lo bueno ni lo malo
—simplemente, todo lo vivo,
reptaba y saltaba en pánico
colectivo.
Miré atrás por mi soledad.
Por vergüenza de estar
huyendo a hurtadillas.
Por ganas de gritar, de
volver.
O quizá sólo cuando arreció
el viento
soltó mi cabello y me
levantó el vestido.
Sentía que me miraban desde
las murallas de Sodoma
y rompían en carcajadas
sonoras, una y otra vez.
Miré atrás por rabia.
Para saciarme de su gran
perdición.
Miré atrás por todas las
razones arriba expuestas.
Miré atrás de forma
involuntaria.
Fue sólo una piedra la que
giró rugiendo bajo mi cuerpo.
Fue una grieta la que, de
súbito, me cortó el camino.
En el borde un hámster se
agitaba sobre sus dos patas.
Y fue entonces cuando ambos
miramos atrás.
No, no. Yo seguí corriendo,
arrastrándome y levantando
el vuelo,
hasta que la oscuridad cayó
del cielo,
y con ella la gravilla
ardiente y las aves muertas.
Por falta de aliento giré
repetidas veces.
Quien lo viese habría
pensado que bailaba.
No descarto que tuviera los
ojos abiertos.
Es posible que me
desplomara con el rostro vuelto hacia la ciudad.
(Wislawa Szymborska. (1997) El gran número, Fin y principio y
otros poemas.)
ELOGIO DE LA MALA CONCIENCIA
El ratonero ni tiene nada que reprocharse.
Los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
El crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.
No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
viven como viven y así están satisfechos.
Cien kilos pesa el corazón de la orca.
pero en otro sentido es ligero.
No hay nada más bestial
que una conciencia limpia
en el tercer planeta del Sol.
Saltaré sobre el fuego (Nordicalibros)
EL ODIO
Miren qué buena condición sigue teniendo
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza vence los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza vence los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.
No es como otros sentimientos.
Es al mismo tiempo más viejo y más joven.
Él mismo crea las causas
que lo despiertan a la vida.
Si duerme, no es nunca un sueño eterno.
El insomnio no le quita la fuerza, se la da.
Es al mismo tiempo más viejo y más joven.
Él mismo crea las causas
que lo despiertan a la vida.
Si duerme, no es nunca un sueño eterno.
El insomnio no le quita la fuerza, se la da.
Con religión o sin ella,
lo importante es arrodillarse en la línea de salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es arrancarse a correr.
Lo bueno y lo justo al principio.
Después ya agarra vuelo.
El odio. El odio.
lo importante es arrodillarse en la línea de salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es arrancarse a correr.
Lo bueno y lo justo al principio.
Después ya agarra vuelo.
El odio. El odio.
Su rostro lo deforma un gesto
de éxtasis amoroso.
de éxtasis amoroso.
Ay, esos otros sentimientos,
debiluchos y torpes.
¿Desde cuando la hermandad
puede contar con multitudes?
¿Alguna vez la compasión
llegó primero a la meta?
¿Cuántos seguidores arrastra tras de si la incertidumbre?
Arrastra solo el odio, que sabe lo suyo.
debiluchos y torpes.
¿Desde cuando la hermandad
puede contar con multitudes?
¿Alguna vez la compasión
llegó primero a la meta?
¿Cuántos seguidores arrastra tras de si la incertidumbre?
Arrastra solo el odio, que sabe lo suyo.
Talentoso, inteligente, muy trabajador.
¿Hace falta decir cuantas canciones ha compuesto?
¿Cuántas páginas de la historia ha numerado?
¿Cuántas alfombras de gente ha extendido,
en cuántas plazas, en cuántos estadios?
¿Hace falta decir cuantas canciones ha compuesto?
¿Cuántas páginas de la historia ha numerado?
¿Cuántas alfombras de gente ha extendido,
en cuántas plazas, en cuántos estadios?
No nos engañemos,
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.
Es un maestro del contraste
entre el estruendo y el silencio,
entre la sangre roja y la blancura de la nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el motivo del torturador impecable
y su victima deshonrada.
entre el estruendo y el silencio,
entre la sangre roja y la blancura de la nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el motivo del torturador impecable
y su victima deshonrada.
En todo momento, listo para nuevas tareas.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
Y solamente él mira hacia el futuro
con confianza.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
Y solamente él mira hacia el futuro
con confianza.
Saltaré sobre el fuego (Nordicalibros)
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