Me aterra la palabra de los hombres.
¡Lo saben expresar todo tan claro!
Y esto se llama "perro", y eso, "casa",
y el principio está aquí, y allí está el fin.
Me espanta su decir, su juego en broma,
saben todo lo que es y lo que fue,
no hay montaña para ellos asombrosa,
su hacienda y su jardín lindan con Dios.
Siempre os habré de avisar: no os acerquéis.
Me encanta oír las cosas cómo cantan.
Yo las toco, son mudas y están quietas.
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