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...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.
sábado, 1 de marzo de 2014
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI - RETRATO DE UN HILO
GREGAL ÍNTIMO
En el metro, en el mercado,
en los pasillos de los hospitales,
veo que pasa delante de mí,
sin repetirse,
una cadena de hombres.
Se descuelgan de mi mente,
no me miran, se alejan,
y sus ausencias son las estrías y arrugas
de mi rostro.
*****
NUBLO
Parece el bullicio de una fiesta
o de un acto político.
En medio de la algazara,
una mujer joven camina
con su hijo de tres años.
La madre y el niño se transforman
en dos piedras firmes
sujetas al centro de un río
cuyas aguas son rostros
y cuerpos veloces.
Súbitamente,
la madre refleja sobre la cara de su hijo
la vejez de los viandantes.
Ve la rápida corriente de arrugas
que discurre hacia una piel tersa.
La mujer lleva de la mano el pozo que ha creado
y a él se asoma para contemplarse.
^^^^^
PIANISTA INMÓVIL
Negra y joven,
la pianista descree de la palabra,
que es una cárcel para su música.
Desde el fondo de la clase
ha emitido un suave retumbo de bosque,
un silbo caliente
que respiramos.
Los sonidos de la pianista
borran los signos
que el profesor escribe
en la pizarra.
Su pasión es la fuente
de alguna parálisis.
Nos despedimos
y ella se queda tendida sobre unas tablas,
inmovilizada por el deseo,
mientras la ceniza del cielo da otra vuelta en sus ojos.
*****
DEL TERROR
El edificio ha absorbido
la hosquedad del cielo.
Sus habitantes perdieron la paz.
A una hora inesperada del día,
son acosados por los sonidos de una pareja
que se ama con ardor.
Los vecinos desconocen
los rostros de los amantes y el lugar
de donde proceden sus gemidos,
pero se comunican el daño
que les inflige esa música tirante
–de res colgada
de un gancho de éxtasis–,
perturbadora para quienes rastrean el placer
e ignoran con qué secreto
nacen las voces de su trastorno.
^^^^^
MIGUEL DE CERVANTES VIAJA A SUS DOS ESPEJOS
En el primer espejo,
el imperio español es un pavo real
que cubre un paisaje de mendigos, matasietes
e hidalgos de gotera.
En sus plazas, el cadalso de la Inquisición
como único quiosco de música.
Ahí caminan el bisabuelo pañero,
la abuela y su familia de sangradores,
el abuelo con tres mozos de cuerda,
el padre sordo que ama la viola y los caballos.
Detrás vienen las hermanas,
domadoras de escribanos y genoveses relamidos,
el pueblo fisgador,
la paciente Catalina.
El militar lisiado los mira desde su ventana
y bebe unos sorbos de aguapié
mientras afila el palo de la melancolía.
Al segundo espejo llega la muchedumbre
que es cualquier hombre:
un niño que lee
los papeles rotos de la calle,
el joven que hiere a un maestro de obras,
el soldado con frascos de pólvora, bolsas de balas
y demás utensilios de poeta,
el cautivo ante el que ahorcan a un jardinero.
También acude el que pesa la cebada clerical,
ése que juega a los naipes
y a las excomuniones,
el que se acuesta en las cárceles
y cuyas páginas aprisiona
el libro de un suplantador.
Ve en los dos cristales su edad oscurecida.
Para ir de un espejo a otro
cruza un lugar innombrable.
Francisco Javier Irazoki
Retrato de un hilo
Poesía Hiperión.
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