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...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.
domingo, 31 de enero de 2016
LUIS ALBERTO DE CUENCA - APOLOGÍA DE LA SIESTA
AIGUABLAVA
Aquí, donde el sol brilla y sopla el viento
Aquí, en la biblioteca de las olas.
Lejos de las marchitas amapolas
que engalanaron nuestro sufrimiento.
Aquí, donde la rosa de tu aliento
perfuma las marinas caracolas.
Aquí, en silencio, sin dolor, a solas
con el mismo callado sentimiento.
Aquí, donde tu alma, enternecida
por las más delicadas sensaciones,
vuelve a reconciliarse con la vida.
Aquí, donde florecen las pasiones.
Donde regresa la ilusión perdida
a repoblar el mundo de emociones.
***
PIENSO EN TI
Los amantes se piensan. Cada uno
piensa que piensa más en su pareja
que su pareja en él. Están centrados
en su oficio pensante y no perciben
los hilos invisibles con que el miedo
va enredando sus mutuas reflexiones
y matando su amor. Sólo el olvido
podría rescatarlos de la duda,
pero no están dispuestos a olvidarse.
***
NO CONOCES LA SIESTA
Nunca has dormido siesta, y algo te habrás perdido,
porque, en la hora difícil en que un copioso almuerzo
se agita en la sentina de tu cuerpo, no hay cosa
que más relaje el ánimo y distienda el espíritu
que una gloriosa siesta, regalo de los dioses
para aliviar el peso de tu glotonería.
¡Digestiones horribles con los ojos ausentes
y la barriga hinchada! ¡Sórdidas sobremesas
en que no eres capaz de articular palabra,
colgado como estás del árbol del empacho!
No conoces el sueño después de las comidas,
ese sueño benéfico, liberador, aéreo,
que te traslada a un mundo de excelsas beatitudes
donde aún no has tenido que nacer y, por tanto,
sigues siendo feliz. No conoces la siesta,
ese líquido amniótico donde nadar sin límite,
ese tibio regazo donde apoyar el alma,
esa dulce memoria del primer paraíso.
***
La vida en llamas
Luis Alberto de Cuenca
Visor de Poesía
jueves, 28 de enero de 2016
LAURA CASIELLES - GRAMÁTICA DE LA RELATIVIDAD
GRAMÁTICA DE LA RELATIVIDAD
Quizá ni el tomate es tan puro
ni el tabaco tan mortal como comentan.
Me caen bien los extraños, me siento segura
en los países muy desordenados.
Protegerse está bien, pero a veces confiar
es mejor revulsivo para una vida larga.
Ni es cierto que no importe lo de lejos, ni es cierto
que no haya sitio en el mundo
para la literatura.
Pero la publicidad nunca es poesía.
Confío en mi cuerpo
más que en buena parte de los médicos,
y algunas drogas nos ayudan a dormir.
El amor existe.
Abrazarse a muchos cuerpos no es sinónimo de calma,
no hacerlo tampoco ayuda demasiado.
He tenido jefes que eran mis amigos
y compañeros que no.
El sentido común falla a menudo.
Si te cuidas demasiado, entonces eres presa fácil.
Los juicios no marcan la línea que separa el bien y el mal,
no marcan casi nada.
La verdad no tiene un solo nombre.
Cinco manzanas al día
son demasiadas manzanas.
Y la palabra es
como un juego de niños:
cuando llega a tus manos hay que abrazarla fuerte
y escaparse corriendo del enemigo.
Y, luego, lanzarla a quien sepa
guardarla mejor.
A quien corra más.
***
Laura Casielles
lunes, 25 de enero de 2016
JUAN BONILLA - EXTRANJERO
DENOMINACIÓN DE ORIGEN: EXTRANJERO
La patria es estar lejos de la patria:
una nostalgia de la infancia en noches
en que te sientes viejo, una nostalgia
que sube a tu garganta como el agrio
sabor del vino en las resacas duras.
La patria es un estado: pero de ánimo.
Un viejo invernadero de pasiones.
La patria es la familia: ese lugar
en el que dan paella los domingos.
Una patria es la lengua en la que sueñas.
Y el patio del colegio donde un día
bajo una lámina de cielo oscuro
decidiste escapar por vez primera.
Mi patria está en el cuerpo de Patricia,
mi himno es su gemido, mi bandera
su desnudez de doce de la noche
a ocho de la mañana. Tras la ducha
mi patria va al trabajo, yo me exilio.
JUAN BONILLA
viernes, 22 de enero de 2016
FELIPE BENÍTEZ REYES - INFANCIA
INFANCIA
El viento golpea la puerta
del cuarto siempre cerrado.
El viento llama a la puerta.
El viento quiere abrir
la puerta en que detiene su camino
ese caballo blanco con ojos de cristal.
El viento araña
la puerta con su garra de dragón errabundo.
Los sioux y comanches
van tensando sus arcos.
La paloma mecánica
mueve sus alas frías.
Pero el viento
derriba al fin la puerta.
Y deja ver
la habitación de sombra y amargura.
*****
Sombras particulares
Felipe Benítez Reyes
Visor
del cuarto siempre cerrado.
El viento llama a la puerta.
El viento quiere abrir
la puerta en que detiene su camino
ese caballo blanco con ojos de cristal.
El viento araña
la puerta con su garra de dragón errabundo.
Los sioux y comanches
van tensando sus arcos.
La paloma mecánica
mueve sus alas frías.
Pero el viento
derriba al fin la puerta.
Y deja ver
la habitación de sombra y amargura.
*****
Sombras particulares
Felipe Benítez Reyes
Visor
jueves, 21 de enero de 2016
GUIOVANNI COLLAZOS - EL TÍSICO BOLCHEVIQUE
Poema líquido
Quiero escribir un poema geiser y
barométrico. Un poema con zumo de fruta para el buen sabor cuando se derrame en
tu boca. Un poema brasero desatado a lo horizontal de tus labios que decapiten
mi sombra. Un poema sin dolor, sólo que te deje adolorida. Un poema con retazos
de tu vientre en su opulencia. Porque el poema es mi aire fálico que se mete
por tu glándula, que te salpica en aluvión de lenguas y potros. Quiero escribir
violento hasta quemar la noche. Quiero que tu bronquio arda y flameen columpios
en tu esquizofrenia. Quiero arrancarte los flecos y darte duro en el alma,
desentrañar tu fuego, ahogarte en la leche. Desgarrarte sin socorros. Escribir
un poema líquido que se escurra por tu rostro. Escribir un poema que te frote y
que muerda tus orificios, que transite tu ano, con reguero de veneno. Quiero
que enciendas la luz para que veas a mi argonauta quebrarte el vellocino,
mancharte los pechos con la zarza de mi desierto, poner mi lengua en tu
aserradero hasta secar mi garganta. Quiero escribir un poema hasta hacerte
correr en estampida.
El tísico bolchevique
Giovanni Collazos
Ruleta Rusa Ediciones
lunes, 18 de enero de 2016
VICENTE HUIDOBRO - ARTE POÉTICA

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja que cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el cielo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el rigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;
sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el Sol.
El poeta es un pequeño Dios.
VICENTE HUIDOBRO
sábado, 16 de enero de 2016
BLAGA DIMITROVA - DISCUSIÓN SOBRE POESÍA
DISCUSIÓN SOBRE POESÍA
Estábamos sentados en la orilla del día: dos poetas, absortos en discusión sobre la poesía, y yo, que escuchaba calladita.
—La poesía —insistía el primero, sin gota de duda— es sencillez. Debemos arrancarla de los torbellinos de los complicado. ¿Basta de tanta opacidad!
—¡Al revés! —contrariaba el otro, con convicción no menor— La poesía está hundida en los bancos de arena movediza de lo elemental. Debemos arrastrarla hacia lo hondo del pensamiento. ¡Estoy harto de cascabillo masticado!
La discusión se batía ora en esta y ora en la contraria orilla y cada vez más espuma saltaba.
Una libélula rondó entre los dos. Sus alitas traían la leve sonrisa de este día de ojos soleados, el último del que ella disponía. Y se disparó directo al abrazo definitivo de la noche.
La libélula para nada era sencilla, ni tampoco complicada.
Era poesía.
*****
CRIPTOLENGUAJE
En la inevitable huida busca refugio
en medio de los días atrancados en la palabra franca.
Únicamente la palabra lo expresa todo,
insatisfecha, ante todo, consigo misma.
¿A quién más podrás confiarle perforar el muro
que te ahoga,
si no a la palabra que te falta?
En el espacio autosonoro entre los verbos
tu voz interior mana.
Palpas en la palabra no un mundo en bruto,
sino la ausencia de algo urgente, íntimo.
La misma palabra dicta decretos contra la palabra
e intrépidos llamamientos a la libertad.
¿La llave dónde está?
No hay camino permitido para la palabra
excepto el prohibido.
Nadie puede exterminarla. Sólo las palabras
matan la palabra.
¿Renacerá del rotundo silencio?
El verbo renace del verbo.
La muerte rectifica la muerte con la vida.
Sin que nada le concedan, tiene que resistir. A pesar.
Y bajo sospecha ¡dar fe!
La palabra encarna lo inexistente
y dilata el Universo.
Y lo imposible se torna literalmente posible.
Y condicional cualquier sentencia sobre la palabra.
¿Y la llave? Se hace cada vez más evidente que es un enigma.
*****
Espacios
Blaga Dimitrova
Traducción: Zhivka Baltadzhieva
miércoles, 13 de enero de 2016
JAIME GIL DE BIEDMA - PANDÉMICA Y CELESTE
Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!
Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !
Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.
Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones…
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d’être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.
Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.
Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.
Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.
Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que
mueren los que han amado mucho.
JAIME GIL DE BIEDMA
lunes, 11 de enero de 2016
CHARLES SIMIC - NO DESPIERTES A LAS CARTAS
NO DESPIERTES A LAS
CARTAS
Desde que mi crónica
mala suerte
se desvaneció en mi
baraja de cartas de amor,
ando alrededor de
ellas con cuidado,
y no abriré la ventana
los días de viento.
Le quito las
horquillas de su largo cabello negro
y le bajo el vestido
yo mismo,
no sea que su roce
mueva el aire muerto
y haga que las cartas
vuelen.
A ella le digo: No
pienses siquiera
en coger una escoba
o bailar meneando las
tetas.
Échate en mis brazos
y contempla la caída
de la luz
dorada sobre nosotros
en un silencio sin
palabras.
No despiertes a las
malditas cartas.
***
El mundo no se acaba
Charles Simic
DVD poesía
sábado, 9 de enero de 2016
LUIS CERNUDA - LA FAMILIA
¿Recuerdas tú, recuerdas aun la escena A que día tras día asististe paciente En la niñez, remota como sueño de alba? El silencio pesado, las cortinas caídas, El círculo de luz sobre el mantel, solemne Como paño de altar, y alrededor sentado Aquel concilio familiar, que tantos ya cantaron, Bien que tú, de entraña dura, aún no lo has hecho. Era a la cabecera el padre adusto, La madre caprichosa estaba en frente, Con la hermana mayor imposible y desdichada, y la menor más dulce, quizá no más dichosa, El hogar contigo mismo componiendo, La casa familiar, el nido de los hombres, Inconsistente y rígido, tal vidrio Que todos quiebran, pero nadie dobla. Presidían mudos, graves, la penumbra, Ojos que no miraban los ojos de los otros, Mientras sus manos pálidas alzaban como hostia Un pedazo de pan, un fruto, una copa con agua, y aunque entonces vivían en ellos presentiste, Tras la carne vestida, el doliente fantasma Que al rezo de los otros nunca calma La amargura de haber vivido inútilmente. Suya no fue la culpa si te hicieron En un rato de olvido indiferente, Repitiendo tan sólo un gesto trasmitido Por otros y copiado sin una urgencia propia, Cuya intención y alcance no pensaban. Tampoco fue tu culpa si no les comprepdiste: Al menos has tenido la fuerza de ser franco Para con ellos y contigo mismo. Se propusieron, como los hombres todos, lo durable, Lo que les aprovecha, aunque en torno miren Que nada dura en ellos ni aprovecha, Que nada es suyo, ni ese trago de agua Refrescando sus fauces en verano, Ni la llama que templa sus manos en invierno, Ni el cuerpo que penetran con deseo Dos soledades en una carne sola. Ellos te dieron todo: cuando animal inerme Te atendieron con leche y con abrigo; Después, cuando creció tu cuerpo a par del alma, Con dios y con moral te proveyeron, Recibiendo deleite tras de azuzarte a veces Para tu fuerza tierna doblegar a sus leyes. Te dieron todo, sí: vida que no pedías, y con ella la muerte de dura compañera. Pero algo más había, agazapado Dentro de ti, como alimaña en cueva oscura, Que no te dieron ellos, y eso eres: Fuerza de soledad, en ti pensarte vivo, Ganando tu verdad con tus errores. Así, tan libremente, el agua brota y corre, Sin servidumbre de mover batanes, Irreductible al mar, que es su destino. Aquel amor de ellos te apresaba Como prenda medida para otros, y aquella generosidad, que comprar pretendía Tu asentimiento a cuanto No era según el alma tuya. A odiar entonces aprendiste el amor que no sabe Arder anónimo sin recompensa alguna. El tiempo que pasó, desvaneciéndolos Como burbuja sobre la haz del agua, Rompió la pobre tiranía que levantaron, y libre al fin quedaste, a solas con tu vida, Entre tantos de aquellos que, sin hogar ni gente, Dueños en vida son del ancho olvido. Luego con embeleso probando cuanto era Costumbre suya prohibir en otros y a cuyo trasgresor la excomunión seguía, Te acordaste de ellos, sonriendo apenado. Cómo se engaña el hombre y cuán en vano Da reglas que prohiben y condenan. ¿Es toda acción humana, como estimas ahora, Fruto de imitación y de inconsciencia? Por esta extraña llama hoy trémula en tus manos, Que aun deseándolo, temes ha de apagarse un día, Hasta ti trasmitida con la herencia humana De experiencias inútiles y empresas inestables Obrando el bien y el mal sin proponérselo, No prevalezcan las puertas del infierno Sobre vosotros ni vuestras obras de la carne, Oh padre taciturno que no le conociste, Oh madre melancólica que no le comprendiste. Que a esas sombras remotas no perturbe En los limbos finales de la nada Tu memoria como un remordimiento. Este cónclave fantasmal que los evoca, Ofreciendo tu sangre tal bebida propicia Para hacer a los idos visibles un momento, Perdón y paz os traiga a ti y a ellos. LUIS CERNUDA |
jueves, 7 de enero de 2016
JOAQUÍN SABINA - CUANDO ERA MÁS JOVEN
CUANDO ERA MÁS JOVEN
Cuando era más joven viajé en sucios trenes que iban hacia el norte
y dormí con chicas que lo hacían con hombres por primera vez,
compraba salchichas y olvidaba luego pagar el importe,
cuando era más joven me he visto esposado delante del juez.
Cuando era más joven cambiaba de nombre en cada aduana,
cambiaba de casa, cambiaba de oficio, cambiaba de amor,
mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana,
cuando era más joven buscaba el placer engañando al dolor.
Dormía de un tirón cada vez que encontraba una cama,
había días que tocaba comer, había noches que no,
fumaba de gorra y sacaba la lengua a las damas
que andaban del brazo de un tipo que nunca era yo.
Pasaron los años, terminé la mili, me metí en un piso,
hice algunos discos, senté la cabeza, me instalé en Madrid,
tuve dos mujeres pero quise más a la que más me quiso,
una vez le dije "¿te vienes conmigo?" Y contestó que sí.
Hoy como caliente, pago mis impuestos, tengo pasaporte,
pero algunas veces pierdo el apetito y no puedo dormir
y sueño que viajo en uno de esos trenes que iban hacia el norte,
cuando era más joven la vida era dura, distinta y feliz.
Juez y parte
Joaquín Sabina
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