DISCUSIÓN SOBRE POESÍA
Estábamos sentados en la orilla del día: dos poetas, absortos en discusión sobre la poesía, y yo, que escuchaba calladita.
—La poesía —insistía el primero, sin gota de duda— es sencillez. Debemos arrancarla de los torbellinos de los complicado. ¿Basta de tanta opacidad!
—¡Al revés! —contrariaba el otro, con convicción no menor— La poesía está hundida en los bancos de arena movediza de lo elemental. Debemos arrastrarla hacia lo hondo del pensamiento. ¡Estoy harto de cascabillo masticado!
La discusión se batía ora en esta y ora en la contraria orilla y cada vez más espuma saltaba.
Una libélula rondó entre los dos. Sus alitas traían la leve sonrisa de este día de ojos soleados, el último del que ella disponía. Y se disparó directo al abrazo definitivo de la noche.
La libélula para nada era sencilla, ni tampoco complicada.
Era poesía.
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CRIPTOLENGUAJE
En la inevitable huida busca refugio
en medio de los días atrancados en la palabra franca.
Únicamente la palabra lo expresa todo,
insatisfecha, ante todo, consigo misma.
¿A quién más podrás confiarle perforar el muro
que te ahoga,
si no a la palabra que te falta?
En el espacio autosonoro entre los verbos
tu voz interior mana.
Palpas en la palabra no un mundo en bruto,
sino la ausencia de algo urgente, íntimo.
La misma palabra dicta decretos contra la palabra
e intrépidos llamamientos a la libertad.
¿La llave dónde está?
No hay camino permitido para la palabra
excepto el prohibido.
Nadie puede exterminarla. Sólo las palabras
matan la palabra.
¿Renacerá del rotundo silencio?
El verbo renace del verbo.
La muerte rectifica la muerte con la vida.
Sin que nada le concedan, tiene que resistir. A pesar.
Y bajo sospecha ¡dar fe!
La palabra encarna lo inexistente
y dilata el Universo.
Y lo imposible se torna literalmente posible.
Y condicional cualquier sentencia sobre la palabra.
¿Y la llave? Se hace cada vez más evidente que es un enigma.
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Espacios
Blaga Dimitrova
Traducción: Zhivka Baltadzhieva
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