MI PADRE RONCANDO
Solía oírlo en la madrugada a través de la pared-
mi padre roncando, la enorme flema
oscura que subía hacia la nariz y
caía, como manojos de algas que la ola
trae hacia la orilla y se vuelve a llevar. El bramido grumoso
invadía la casa. Incluso abajo en la cocina,
en los cajones, los cuchillos y los tenedores temblaban con aquel
remoto latido. Pero en mi habitación
pegada a la suya, era tan intenso
que podía sentirme dentro de su cuerpo,
alzada en la anudada cuerda de su vida,
y bajada de nuevo a la entraña
del pozo, sus paredes de ámbar
viscosas alrededor de mi torso, el olor a bourbon
empalagoso como el esputo. Yacía toda la noche
como una bestia abatida y articulaba su llamada
de ultratumba, como un grito de
ayuda. Y nadie acudió nunca:
no había nadie de su calaña por allí cerca.
Sharon Olds. LOS MUERTOS Y LOS VIVOS. Edición bilingüe. Traducción de J. J. Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas. Bartleby Editores, Madrid, 2006.
MI PADRE RONCANDO
Solía oírlo en la madrugada a través de la pared-
mi padre roncando, la enorme flema
oscura que subía hacia la nariz y
caía, como manojos de algas que la ola
trae hacia la orilla y se vuelve a llevar. El bramido grumoso
invadía la casa. Incluso abajo en la cocina,
en los cajones, los cuchillos y los tenedores temblaban con aquel
remoto latido. Pero en mi habitación
pegada a la suya, era tan intenso
que podía sentirme dentro de su cuerpo,
alzada en la anudada cuerda de su vida,
y bajada de nuevo a la entraña
del pozo, sus paredes de ámbar
viscosas alrededor de mi torso, el olor a bourbon
empalagoso como el esputo. Yacía toda la noche
como una bestia abatida y articulaba su llamada
de ultratumba, como un grito de
ayuda. Y nadie acudió nunca:
no había nadie de su calaña por allí cerca.
Sharon Olds. LOS MUERTOS Y LOS VIVOS. Edición bilingüe. Traducción de J. J. Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas. Bartleby Editores, Madrid, 2006.
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