Nuestros versos,
caen sobre el mundo,
como lluvia.
Casi todos
se resguardan de los versos,
bajo paraguas de indiferencia.
Pero algunos,
miran al cielo
y los versos,
les caen en los ojos.
Les reconoceréis por la calle,
por que llevan
los ojos incendiados.
***
El hombre,
animal desorientado
ha seguido
los senderos de los montes,
buscando en sitios altos,
altos signos.
Signos de permanencia.
El hombre, al fin,
encuentra los signos.
Interroga los signos.
Pero los signos,
en silencio,
interrogan al hombre.
LA LUZ DEL NÓMADA. (EDICIONES LA BARAGAÑA 2011)
LA LUZ DEL NÓMADA. (EDICIONES LA BARAGAÑA 2011)
Cuántos constipados sufridos, por culpa de los versos! :-) y me identifico totalmente con el animal desorientado. Cómo vibran los versos de este hombre. Gracias por compartirlos.
ResponderEliminarAbrazo