...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

domingo, 9 de enero de 2011

ROBERT GRAVES



Atentamente a la luz de la lampara
examiné la palma de tu mano,
su línea del corazón idéntica a la de la vida;
y tú examinaste mi ceño aprobador.


Extendí mis cartas boca arriba sobre la mesa,
sin retarte a que enseñaras las tuyas.
El hombre hace, pero la mujer es:
¿puede un jugador discutir con su suerte?


                           ***


La diferencia entre tú y ella
(a la que un día preferí sobre ti)
es muy fácil de establecer:
ella brillaba como un diamante, pero tú
brillas como la primera gota de rocío
posada en el pétalo de una rosa roja.


La gota de rocío guarda en su ojo
bosque y montaña, cielo y mar
y todos los cambios del cielo;
por el contrario, un diamante separa 
la vista en porciones inútiles
que no se pueden recomponer.


                            ***


Ella dice su amor medio dormida
en la profunda noche
con palabras entrecortadas que susurra en voz baja:
como la tierra se agita en su sueño invernal
y hace brotar hierbas y flores
pese a la nieve,
pese a la nieve que cae.


                            ***


Así muere la luz del día.
La luna ha menguado por completo,
ni las primeras estrellas pueden ya eclipsarla.
Pero, ¿qué es del amor, que se supone ha de descartar
el terror recurrente del último cuarto de luna?


¡Niña, coge mi mano, bésala dedo a dedo!
¿Puede apagarse el amor verdadero? No temo a la muerte,
sino sólo dar pena, y el olvido
del vocabulario intemporal del amor,


y que acabe la poesía
con el loco avión de la muerte como una exhalación por el cielo.


¡Niña, coge mi mano!


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