Vilborg Dagbajarsdóttir
Soledad
La brisa nocturna mueve las cortinas
y hace entrar un vago aroma.
Una extraña calma
preñada de una presencia oculta.
Oigo pasos,
mi mecedora en el rincón oscuro
se mueve suavemente, vacía.
El consejo.
Sentados en torno a la mesa,
extraños jugadores
echan dados sobre mi vida,
sobre nuestra vida.
Esta noche me preguntaba
si no serán ellos también niños
como ese que está en la cuna
y llena el cuarto con su respiración.
***
Ha nevado esta noche
y ahora están a la vista de todos
en la nieve recién caída
mis huellas
desde mi puerta
hasta tu casa.
Estoy leyendo todo tu blog, estoy yendo hacia el inicio...me encanta tu selección, tenemos gustos afines y algunos amigos en común. Hace unos días subí un poema de esta autora, me encantó! y estos no los conocía, claro. El último es hermoso. Te sigo
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