ÚLTIMO JUEVES
¿Qué podemos hacer nosotros con nuestras palabras pequeñas,
espectadores del naufragio
blandiendo con voz firme las certezas puntuales
de nuestros grandes deseos?
espectadores del naufragio
blandiendo con voz firme las certezas puntuales
de nuestros grandes deseos?
Decir que venimos del amor,
de un desorden de lluvias
y de ríos de niebla,
del insomnio antiguo de los peces
hacia la vulva misma del pensamiento,
hacia un simulacro de agua en la memoria;
de un desorden de lluvias
y de ríos de niebla,
del insomnio antiguo de los peces
hacia la vulva misma del pensamiento,
hacia un simulacro de agua en la memoria;
decir que venimos del incendio de los cristales al amanecer,
de la luz más visible
justo antes del relámpago,
del tabaco escrito a conciencia sobre el papel
y del humo que sueñan las cadenas,
de la luz más visible
justo antes del relámpago,
del tabaco escrito a conciencia sobre el papel
y del humo que sueñan las cadenas,
decir que tenemos la mirada cansada del que espera,
la velocidad imprecisa de una sombra inmóvil,
el engaño reducido a polvo en los bolsillos,
en la guantera una munición de letras,
el fósforo de la dicha a punto de arder
y la garganta limpia de vegetales falsos…
la velocidad imprecisa de una sombra inmóvil,
el engaño reducido a polvo en los bolsillos,
en la guantera una munición de letras,
el fósforo de la dicha a punto de arder
y la garganta limpia de vegetales falsos…
¿Qué podemos hacer nosotros con nuestros grandes deseos,
tercos en lo más hondo
pero salvados de toda deriva
en el recipiente intacto de esa voz antigua
que rotula más allá de los mapas
el alcance de nuestras palabras pequeñas?
tercos en lo más hondo
pero salvados de toda deriva
en el recipiente intacto de esa voz antigua
que rotula más allá de los mapas
el alcance de nuestras palabras pequeñas?
Bajo los paraguas se ocultan corazones de amianto,
el músculo negro que persiste en su empeño
de movernos en espiral hacia la noche
y perdernos en su enjambre de falsos emblemas,
en el cordón otro de los días,
de empujarnos hacia el simulacro de un vacío
y en las escaleras del agua detenernos por un instante
entre las hojas de cálculo
y las estadísticas solemnes
de este ensueño de tiniebla,
de este silencio mineral.
el músculo negro que persiste en su empeño
de movernos en espiral hacia la noche
y perdernos en su enjambre de falsos emblemas,
en el cordón otro de los días,
de empujarnos hacia el simulacro de un vacío
y en las escaleras del agua detenernos por un instante
entre las hojas de cálculo
y las estadísticas solemnes
de este ensueño de tiniebla,
de este silencio mineral.
No llevamos moneda para este viaje,
no queremos,
sólo un miércoles cualquiera en los bolsillos
y un hatillo de ropa fría,
un jueves último
como aliento,
mapas de huesos y esqueletos de barcos,
alguna tabla de mareas,
lazos de fuego para envolver el corazón y regalarlo,
un canto muy rodado
aquí adentro…
no queremos,
sólo un miércoles cualquiera en los bolsillos
y un hatillo de ropa fría,
un jueves último
como aliento,
mapas de huesos y esqueletos de barcos,
alguna tabla de mareas,
lazos de fuego para envolver el corazón y regalarlo,
un canto muy rodado
aquí adentro…
Porque nosotros juntos somos la tierra.
Javier Jover. Último Jueves.
El Último Jueves 15 años Poesía on the road. (Calima ediciones 2011)
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