...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 2 de octubre de 2010

HA MUERTO MIGUEL ÁNGEL VELASCO





MIGUEL ÁNGEL VELASCO HA MUERTO.









PARTIÓ COMO SAETA FIEL HACIA ALGÚN SUR DE LUZ
Y BOGA DICHOSO EN LA FLECHA DEL VUELO.
DESCANSE EN PAZ.



LA TREGUA
                                          A Carlos Marzal

Esta noche
todos somos iguales en la plaza,
desparramados cuerpos a la espera
de ese rey mago
que escupirá sus bolas de heroína.
Toda la turba acude a la calleja sórdida
y el monarca administra taciturno
la medida ración de muerte en vida.
De nada sirve hoy el láudano del verso,
ni las habitaciones de la música:
te han mirado unos ojos sin amor.

Llegan figuras ávidas
de hombres destruidos y mujeres ajadas.
Te observan extrañados los parias de este mundo
porque en tu rostro aún faltan los estigmas
del alma condenada a su veneno.
Pero esta noche eres
igual a todos ellos, sólo un grano
de este seco racimo que se agolpa en la acera.

Bultos oscuros en los soportales,
con brillos de papel de plata fría
por donde corre trémula la gota
que unos labios persiguen anhelantes,
y al aspirar el humo
se anega el cuerpo en su placenta antigua.

Te alejas afanoso,
tu porción de letargo en el bolsillo,
y sales a la arteria donde bulle,
en la noche del sábado, la multitud festiva.
Te miran unos ojos
al pasar, y no saben
que en tu puño apretado va una tregua
de sombra con la vida.

                
            ***


LAS GARZAS

                                         Para Angelika


Las vi al cruzar el puente, en un rasguño
de la noche cerrada; trascurrían
en formación precisa,
un sereno triángulo
como flecha segura que apuntara
al corazón del sol adivinado
más allá de la niebla,
tatuaje rojo inscrito en el calor
del territorio propio entre las alas.
Batían en la fe de un solo pulso
el plomo de los cielos, sacudiéndose
las bajas nubes tardas.
Volaban de memoria aquellos pájaros,
fantasmas de pureza con la mirada fija
en la línea de acero de una ancha tierra santa.
Quedé como imantado
en toda mi estatura a la alta aguja
de su navegación, mientras seguía
con los ojos errantes el vector de su rumbo.
Al cabo, la bandada
fue mullendo su esquema en una mecha
de bruma, hasta perderse
en la tinta del cielo.
                                ¿A dónde irían
las garzas? Sólo sé
que algo de mí partió
como saeta fiel aquella noche
desde el arco del puente;
algo de mí se fue y boga dichoso
hacia algún sur de luz en la flecha del vuelo.

Poemas del libro La miel salvaje, Colección Visor de poesía

XV PREMIO INTERNACIONAL FUNDACIÓN LOEWE DE POESÍA






           

1 comentario:

  1. Tuve la suerte de poder verlo recitar en un Último jueves en la libreria literanta a finales de enero 2008. Este recital está colgado en youtube integro o casi

    Ruega, ruega
    para que no te embriague
    tu tristeza


    Miguel Ángel Velasco

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