...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

lunes, 7 de febrero de 2011

ANTONIO GAMONEDA - BLUES CASTELLANO







Comunicación de males

Mi hija tuvo miedo de mí, y yo que era 
el que la amenazaba y ofendía,
sentí al miedo existir.
Debo decirles que yo era injusto:

mi pequeña, mi amor, el ser humano

que se sube a mis brazos y ríe sobre mi corazón,

no había hecho ninguna cosa mala.
No ha sido a causa de mi amor

por lo que sentí el miedo de mi hija,

sino porque aquel miedo estaba en mí

como la luz o el movimiento de la tierra.
        



                              ***

Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años

me hacían trabajar hasta muy tarde.


Cuando llegaba a casa,

me cogía la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra

y los gritos de mis camaradas en el soto

y las hogueras en la noche

y todas las cosas que dan salud y amistad

y hacen crecer el corazón.



A las cinco del día, en el invierno,

mi madre iba hasta el borde de mi cama

y me llamaba por mi nombre

y acariciaba mi rostro hasta despertarme.



Yo salía a la calle y aún no amanecía

y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos

y sentir la noche de los que dormían

y comprenderlos como a un solo ser,

como si descansaran de la misma existencia,

todos en el mismo sueño.



Entraba en el trabajo.

La oficina olía mal y daba pena.

Luego, llegaban las mujeres.

Se ponían a fregar en silencio.



Veinte años.

He sido escarnecido y olvidado.

Ya no comprendo la noche

ni el canto de los muchachos sobre las praderas.

Y, sin embargo, sé

que algo más grande y más real que yo

hay en mí, va en mis huesos:



Tierra incansable,

firma la paz que sabes.

Danos nuestra existencia a nosotros mismos.

 

Antonio Gamoneda, Blues Castellano,

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