...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 27 de agosto de 2011

ANNE MICHAELS - EL PESO DE LAS NARANJAS & MINER´S POND


EN LA TERRAZA

Dicen que ato el pincel a la mano,
no es verdad.
Se me agarrotan y Grabielle me las envuelve
en gasa espolvoreada para curar la irritación.
De hecho, el pincel se ajusta muy bien a esa hendidura,
mis dedos como parras alrededor de un tronco.
A veces me asusta;
mis articulaciones retorcidas, el pincel tan recto.

Toda la mañana sudando ante los olivos,
esas hojas que toman cada tonalidad del gris.
Hace años, cuando dejé de trabajar al aire libre,
menuda conmoción
porque un hombre se fue a casa para cobijarse de la lluvia.
Rafael no tuvo que arrastrar sus lienzos por el campo
para captar la tonalidad del sol.
Estaba harto; cada vez que alzaba la vista
la luz había cambiado de posición.
Las nubes, el viento, hacían que una manga cambiara de color
o que las hojas verdes tomaran otro matiz.
Te sientes solo, viendo cómo el mundo se lava la cara ahí arriba.
Aquellos días todas apartaban la vista. Enamoradas;
o bebiendo, las cabezas inclinadas,
los ojos ofuscados en el fondo del vaso.
Pero ahora tengo relaciones.
Las mujeres me miran a los ojos cuando les quito la ropa.
Soy el elegante hijo de un sastre, ¡pintando desnudos!
Gabrielle gana veinte libras bajo mi pincel.

Cuando era joven, quería moverme por el mundo,
no entendía que el mundo se mueve en nuestro interior.
Y que hay una quietud en las cosas
cuando están en movimiento; piensa en los nenúfares.
Pobre Monet, ¡sus ojos ciegos llenos de agua!
Los lirios flotan en su muerte.

por eso no estoy de acuerdo con Zola,
tan preocupado en describir la materia,
olvida los espacios entre las cosas,
olvida que tocar no es coger;
demasiado ocupado con "iridiscencia" y "reluciente"
olvida decir que está lloviendo.
Fue mi error también olvidar el espacio.
Cuando estudiaba los matices del Sena
con Monet en Bougival,
aprendimos la vibración de los colores.
Pero el espacio vibra también.
Eso lo saben bien los músicos.
Si Zola estuviera aquí, se sentaría en esa silla,
los ojos incendiando todo lo que estuviera a la vista
-convencido de que esa es la manera de mirar-
y al final, como todos los demás,
deduciría:
llevas el pincel atado a la mano.

Quietud en el movimiento. Soy un ejemplo.
Me llevan de una habitación a otra como a un rey;
cuando doy una voz, 
se apresuran a sacar las cerdas que se pegan a la pintura.

Y ahora que no tengo manos,
suspiro por la arcilla.
¿Por qué empezar ahora con la escultura?
Riviere es el único que me lo preguntó.
No pude decirle
que a causa de un sueño,
que tuve en el pasado, treinta años atrás,
con Las Bañistas en Versalles.

El propio Girandon se había convertido en piedra caliza;
parecía tan feliz allí, entre ellas.
Ahora quiero una mujer
que me espere en el jardín,
haga el tiempo que haga, bajo cada luz.

Por las tardes les observo trabajar la piedra.
Un día, sin necesidad de levantar un dedo,
la figura que está en mi mente
será exactamente lo que vea.

DE: EL PESO DE LAS NARANJAS& MINER'S POND. 
ANNE MICHAELS. BARTLEBY EDITORES.

No hay comentarios:

Publicar un comentario