Si colgara en este blog todos los poemas que me gustaría mostrar de "Las sumas y los restos" podría verme en un aprieto legal con Editorial Devenir (pegaría aquí el libro entero). Iré mostrando en varias entradas algunos de los extraordinarios poemas de Pérez Cañamares; hasta donde la prudencia me permita.
Jorge Espina.
Jorge Espina.
*****
Voy llenando de trastos y cascotes
la parcela de salvación que os corresponde.
Duele recordar las manos ásperas de mi padre
las miradas de exiliado que mi madre
dirigía al cielo.
Soy cobarde. Os pido perdón.
Me disteis amor, no valentía.
Duele saber que si os hubiera atendido
–nunca me impusisteis vuestra sabiduría–
ahora conocería el nombre de los árboles.
Ya sabíais vosotros que era importante.
Y ahora los recuerdos son entradas
de una enciclopedia que nunca consulto.
Si un día la culpa levantara su vuelo de cuervo
y me dejara espacio para cultivar vuestra memoria.
Quizá en el lugar del remordimiento
acamparían paisajes en los que fui, estuve, he vivido
y así al menos un nombre de árbol vendría a mi mente.
*****
Tienen hambre y frío tus mentiras,
padre, como niños de posguerra.
Espías y héroes con sus disfraces
cruzan decorados de cartón;
cruzan decorados de cartón;
y tú no sabes, no quieres saber
que yo no necesito para quererte
a tus espectros de función escolar.
Si tus fantasías disolventes
no borraran el pasado
si tus tragicomedias
no deshicieran el camino
que ya hemos recorrido
si no dejaran tus mentiras
este insoportable olor a lejía
esta pulcritud de álbum vacío
si me dejaran recordar
que alguna verdad has tenido que darme
alguna verdad que me guiara hasta aquí.
Y sin embargo sé que sin salvarte
yo peso más, me hundo y me voy al fondo
de nuestra historia. Tengo que salvarte,
padre, recordar lo que otros te hicieron
cuando eras niño, el largo camino enlodado
hasta el colegio, la casa sin ventanas
en la que tu madre murió licuándose entre tus dedos
los cadáveres que te atravesaron la nuca con sus miradas
cuando eras niño, padre, cuando eras niño.
Tengo que recordar que tus mentiras de ahora
son los sueños de otra época, que vuelven a pedir cuentas
como bebés abandonados a la puerta de una iglesia.
*****
I
El canturreo de la lavadora
me acompaña mientras leo.
Mi madre sigue cargando
todas las lavadoras.
Llegaré con la ropa limpia
aunque sea largo y polvoriento
el camino desde la infancia.
II
Desde que murió
mi madre me está leyendo..
Ya no soy su hija
Ya no soy una preocupación.
Soy una novela que lee por entretenerse.
Por algún motivo, siente simpatía por la protagonista.
Mamá está disfrutando de la indiferencia.
*****
Los platos que me regaló mi madre
están ya deslucidos y pasados de moda.
Cuando hacemos limpieza
nos miran como enfermos agonizantes
que no entienden qué queremos de ellos.
Pero son los platos que me regaló mi madre
que ya nunca volverá a regalarme
nada.
Si un día nos decidiéramos a tirarlos
intentaré escuchar su voz en mi cabeza:
"las cosas, hija, son sólo cosas".
Mi madre no está en un plato.
Mi madre está en el pan que como.
*****
Vuestras manos:
que tiraron de una mula
que recogieron la leña
y que curaron heridas
que remendaron sus ropas
que pusieron inyecciones
y que pagaron facturas
que firmaron hipotecas
que removieron las gachas
y levantaron del suelo
a los hijos, que perdieron
guerras y se retorcieron
a causa de la artrosis.
Vuestras manos:
que debieron entender
tan poco de este mundo
que ya no las necesitaba.
A veces las veo en otros
como si fueran un préstamo
como si no se resignaran
a dejar de ser ya útiles.
Vuestras manos:
algún día colgarán
de mis brazos.
***
Ana Pérez Cañamares.
Las sumas y los restos
Devenir
"mi madre está en el pan que como"...
ResponderEliminargracias por compartir esta selección! impresionante trabajo de la autora por aprehender los restos...
cariños,
Gracias, Jorge!!! A ver cuando voy por Palma a presentarlo, que me apetece un montón :)
ResponderEliminar