...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

sábado, 6 de noviembre de 2010

ROQUE DALTON







POR QUÉ ESCRIBIMOS 

Uno hace versos y ama 
la extraña risa de los niños, 
el subsuelo del hombre 
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda, 
la instauración de la alegría 
que profetiza el humo de las fábricas. 

Uno tiene en las manos un pequeño país, 
horribles fechas, 
muertos como cuchillos exigentes, 
obispos venenosos, 
inmensos jóvenes de pie 
sin más edad que la esperanza, 
rebeldes panaderas con más poder que un lirio, 
sastres como la vida, 
páginas, novias, 
esporádico pan, hijos enfermos, 
abogados traidores 
nietos de la sentencia y lo que fueron, 
bodas desperdiciadas de impotente varón, 
madre, pupilas, puentes, 
rotas fotografías y programas. 
Uno se va a morir, 
mañana, 
un año, 
un mes sin pétalos dormidos; 
disperso va a quedar bajo la tierra 
y vendrán nuevos hombres 
pidiendo panoramas. 
Preguntarán qué fuimos, 
quienes con llamas puras les antecedieron, 
a quienes maldecir con el recuerdo. 
Bien. 
Eso hacemos: 
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca. 


                           ***



ALTA HORA DE LA NOCHE 

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre 
porque se detendría la muerte y el reposo 

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos, 
sería el tenue faro buscando por mi niebla. 

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas. 
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta. 
No dejes que tus labios hallen mis once letras. 
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio. 
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto: 
desde la oscura tierra vendría por tu voz. 
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre. 
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre. 

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